07/04/08,
Un Nuevo Tiempo como movimiento político nace en el Estado Zulia, bajo la conducción de su líder y fundador Manuel Rosales. La lucha por la descentralización, el funcionamiento de los servicios públicos, el respeto por los derechos humanos, con énfasis en la lucha contra la pobreza, la defensa del equilibrio ambiental y el acatamiento a la voluntad popular expresada democráticamente, constituyeron las principales banderas de lucha que lo convirtieron y lo mantienen como la primera fuerza política de ese importante Estado.
Al convertirse Manuel Rosales en el año 2006, en el candidato presidencial de la unidad opositora al continuismo autocrático, con propuestas y valores, que a pesar de lo corto de la campaña obtuvieron el apoyo de más de cuatro millones de venezolanos, motivó la decisión de miles de ciudadanos en todo el territorio nacional, de organizar este esfuerzo, estas propuestas y valores, en un gran movimiento político nacional, para lo cual se decidió designar y juramentar nuestra Comisión Organizadora Nacional el pasado tres (3) de Marzo de 2007. Es por eso, que se escogió el 3 de Marzo como la fecha aniversaria nacional de Un Nuevo Tiempo, y hoy, cuando acabamos de cumplir nuestro primer Aniversario, lo hemos querido celebrar, definiendo los Principios Ideológicos y Programáticos que constituyen nuestro compromiso en el campo de las ideas y de la acción con el pueblo venezolano.
Para Un Nuevo Tiempo, este siglo debe ser de las democracias de avanzada con justicia social, enmarcadas dentro de las metas del Milenio trazadas por las Naciones Unidas, las cuales constituyen por sí solas un programa de lucha por la justicia social, por el respeto a los derechos humanos, por la defensa del ambiente, por la igualdad de géneros, apuntando tanto contra el capitalismo salvaje como contra el estatismo asfixiante. Por eso asumimos como nuestro compromiso central, la lucha contra la pobreza con el objetivo de revertir el proceso que vivimos para conducir al país hacia un modelo de desarrollo con justicia social.
Un Nuevo Tiempo encarna, en su ideología y su programa, las aspiraciones de libertad y de justicia social de las mayorías populares venezolanas. Aspiramos interpretar y encauzar las esperanzas democráticas de la población entera, pero nuestro compromiso principal está al lado de los sectores populares menos favorecidos y con la solución de los problemas que afectan su calidad de vida.
Democracia Social.
Con esos objetivos, y con el propósito de cimentar la libertad política, como derecho y patrimonio de todos, siempre acompañada por la justicia social y la equidad económica, proclamamos que la futura democracia venezolana que Un Nuevo Tiempo propone es la Democracia Social.
Un Nuevo Tiempo aspira ser un eslabón en la inmensa historia de las luchas de los pueblos del mundo por la libertad y la igualdad. Asumimos con fervor la historia del humanismo liberal, y de las grandes revoluciones de Holanda, Inglaterra, Estados Unidos, Francia y América Latina, dirigidas contra el absolutismo y los remanentes feudales, revoluciones éstas que proclamaron los sagrados principios de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Nos identificamos con las luchas obreras posteriores a la revolución industrial, y con el socialismo democrático de sus grandes voceros teóricos.
En nuestras relaciones con otras corrientes políticas, en Un Nuevo Tiempo nos sentimos hermanados con movimientos que por su doctrina y su acción se definen como demócratas sociales, socialdemócratas, laboristas o social liberales. Contra el fascismo ó despotismo de extrema derecha, nos aliamos con todas las fuerzas del espectro democrático y de izquierda para defender o restablecer las libertades mínimas. Ante amenazas dictatoriales de seudo izquierda (estalinismo ó populismo militarista) ó de cualquier signo, promovemos alianzas tácticas con todos los matices democráticos.
Principios Ideológicos.
El primer principio fundamental que defendemos en Un Nuevo Tiempo es la Libertad Política. La existencia de un Estado de Derecho, constitucional y garante de los derechos humanos y ciudadanos, es la precondición indispensable para los avances hacia la igualdad y la solidaridad social. Un proyecto verdaderamente progresista en lo social debe comenzar por ratificar y consolidar los logros históricos de las revoluciones liberales. Exigimos para todos los pueblos del mundo –sea cual fuere su cultura tradicional- su emancipación de toda forma de despotismo político y su derecho a reconstruir su destino sobre la base de la voluntad ciudadana libremente expresada.
Rechazamos la noción de que la democracia representativa tenga carácter “burgués” y deba ser reemplazada por algún tipo de democracia “nueva” ó “revolucionaria”, “directa” ó “participativa”. De hecho, jamás ha existido, ni puede existir en el futuro, una democracia en gran escala que no utilice el mecanismo de la representación de las bases a través de delegados o diputados debidamente electos. Los radicales autoritarios utilizan el concepto de la democracia “directa” para manipular muchedumbres dóciles en mítines públicos, y el de democracia “participativa” para motivar la aceptación popular de decisiones ya tomadas en la cúpula del poder. En cambio, Un Nuevo Tiempo, como partido de cambio social en libertad, aceptamos la noción –ésta si- de que la democracia representativa debe ser complementada y enriquecida por una participación popular cada vez más constante y efectiva, para consolidar los logros históricos de las revoluciones democráticas, asumiendo además los aportes recientes en materia de derechos económicos sociales y culturales (DESC). Estos dos tipos de derechos no pueden ser separados, pues constituyen un compacto sobre el que se asienta nuestra propuesta democrática. Lo “representativo” y lo “participativo” no son antagónicos sino complementarios, pero la autenticidad de la representación democrática es el elemento más esencial.
En Venezuela, la futura democracia política deberá abarcar: una soberanía popular sin interferencias autoritarias, una auténtica tolerancia pluralista, la eliminación de dogmas ideológicos oficiales, la separación y descentralización de los poderes públicos y la independencia de la judicatura, la institucionalidad de la fuerza armada, la garantía de la seguridad personal y publica, la lucha contra la corrupción, como iniciativas imprescindibles para la existencia del Estado de Derecho. Un Estado de Derecho y de Justicia, donde impere la Ley y se respeten los acuerdos y contratos, donde el sistema de administración de justicia sea transparente y eficaz, es además el mejor piso para impulsar nuestro proyecto de desarrollo justo, equitativo y centrado en el ser humano.
Equidad Económica, es la segunda exigencia básica que impulsa Un Nuevo Tiempo. La Democracia Social requiere que la actividad económica tenga por finalidad la satisfacción de las necesidades humanas, antes que la maximización de ganancias privadas ó estatales, y que se asigne igual atención a la distribución como a la producción de la riqueza. En un mundo de crecientes conocimientos y expectativas, y de intercomunicación universal e instantánea, resulta imposible (además de injusto) refrenar las exigencias y presiones de la mayoritaria comunidad trabajadora y consumidora en pro de una mayor participación de todos en la formulación de la política económica y en el disfrute de sus beneficios. Por ello, los demócratas sociales proponemos la creación de una estructura económica mixta que combine el funcionamiento del mercado con políticas de planificación y regulación democrática. Las áreas públicas y privadas de la economía deben quedar bien delimitadas, con claras reglas de juego, para trabajar de común acuerdo en pro de un desarrollo no sólo económico sino humano integral. El control directo del sector público democrático se aplicará solo a las áreas estratégicas de la economía como la petrolera y minera, en tanto que los otros sectores de la economía se desarrollarán indistintamente por el sector público o por el privado, dentro de un marco de respeto a la propiedad privada, y dentro de una política general de desarrollo integral sustentable.
En el caso de Venezuela, tal estrategia de equidad económica está sometida a la exigencia de reconstruir un país arruinado por años de mala gestión y hundido actualmente en una grave situación de subdesarrollo y de dependencia externa. El desarrollo de una producción industrial y agropecuaria nacional diversificada requerirá el cese de un estatismo dogmático y asfixiante, y un esfuerzo por atraer inversiones privadas nacionales y extranjeras. Asimismo deberán eliminarse restricciones al intercambio exterior para reinsertar al país en la economía global. El Estado democrático impulsará políticas encaminadas a una distribución equitativa del ingreso nacional. Por consenso democrático, se adoptarán políticas de desarrollo científico, tecnológico e industrial que generen puestos de trabajo y un ascendente nivel de bienestar. Al mismo tiempo, nuestra estrategia general de desarrollo tendrá en cuenta los problemas del medio ambiente. Debemos prepararnos para una etapa post – capitalista, debido al hecho de que contamos con cuantiosos recursos que en el futuro serán vitales: no sólo los hidrocarburos, sino también el agua, el oxigeno y la biodiversidad. Por eso mismo, para poder utilizar racionalmente esos productos que son el futuro de la humanidad, deberemos ir cambiando los parámetros hacia una producción económica verde, ecológica: crecimiento cualitativo más que cuantitativo, productos de larga duración y no contaminantes, de manera que nuestra biosfera los pueda degradar y reciclar sin daños colaterales como el calentamiento global debido a la emisión de gases de efecto invernadero.
La construcción de una Sociedad Justa es el tercer objetivo fundamental de la Democracia Social que impulsa Un Nuevo Tiempo. Concebimos la justicia social como un esfuerzo colectivo, realizado a escala nacional, regional y local, para elevar la calidad de vida de todos los miembros de la sociedad, con la participación activa y democrática de ellos mismos. El concepto de calidad de vida abarca dos aspectos paralelos y relacionados, que son el bienestar material y cultural basado en seguridad social y equidad distributiva, y la participación de las personas en la determinación de su propio destino y el de la humanidad. La elevación de la condición humana requiere tanto el “ser atendido” como el “poder atender a los demás”.
En el plano del bienestar, una democracia social proveerá la disponibilidad universal de los servicios sociales (educación, seguridad pública, sanidad, seguridad social, cultura, comunicaciones, etc.) Asimismo debe avanzar en la dirección de una creciente equidad o justicia distributiva. Como ya lo señalaron los clásicos del socialismo democrático, ello no significa igualdad tajante de ingresos, pues ésta seria injusta por desconocer las diferencias individuales de mérito y de aporte efectivo al bien común. De lo que se trata es de garantizar la igualdad de oportunidades, que todas las personas puedan ejercer sus derechos, no se trata de nivelar de modo absoluto, pero sí de disminuir razonablemente los descomunales contrastes de lujo y de miseria que hoy existen y lograr que nadie quede por debajo del umbral de la pobreza. En ese sentido, es necesario superar el nivel “asistencialista” ó paternalista de la previsión social, y desarrollar una política social que –por medios democráticos y pacíficos- establezca nuevas tendencias en la estructura distributiva. Para ello se requiere crear bases para la participación efectiva de cada ciudadano en la toma de decisiones y la gestión práctica de la sociedad organizada en sus diversos niveles: nacional, regional y local. La participación podrá ser comunitaria o individual; gubernamental, administrativa o de sociedad civil: lo importante es que el ser humano se sienta artífice responsable y respetable del progreso, tanto colectivo como de su propia personalidad. El desarrollo creciente de una participación ciudadana democrática y pluralista será el mejor antídoto contra tentaciones autoritarias ó burocráticas.
Una importante herramienta para la creación de una sociedad más libre y justa es la organización de los trabajadores, los consumidores, los vecinos, los jóvenes, las mujeres y otros sectores populares para la reivindicación y defensa de sus legítimos derechos. Junto con el movimiento obrero tradicional, estas otras agrupaciones pueden formar un poderoso bloque social democrático que cambie la correlación de fuerzas a favor de los intereses históricos de la “gente común”. Por otra parte, Un Nuevo Tiempo como futura fuerza democrática gobernante, dará el mayor estímulo a una legislación progresista en los ámbitos de los derechos laborales, la seguridad social, la igualdad de los géneros, el equilibrio ambiental y la creación de oportunidades laborales y de desarrollo para las nuevas generaciones.
Un Mundo Pacífico y Solidario es la otra exigencia fundamental planteada por Un Nuevo Tiempo. El avance universal de los pueblos hacia la Democracia Social sólo es concebible en un marco de convivencia pacífica, y ésta, a su vez, requiere bases de libertad y justicia. La paz y la equidad internacionales son, pues, interdependientes y se condicionan recíprocamente.
La Democracia Social que proponemos cree en la paz como la condición suprema para el ejercicio pleno de la libertad, para el desarrollo completo de la personalidad, para la búsqueda de la felicidad y para alcanzar el verdadero bienestar. No hay libertad plena, no hay equidad ni igualdad de oportunidades sin la paz.
Un Nuevo Tiempo apoya la búsqueda de la paz y del desarme en escala mundial y regional. Una paz estable debe tener por base un ambiente de confianza nacido del multilateralismo, la seguridad colectiva y el diálogo entre culturas. Requiere consenso con respecto a la validez universal de los derechos humanos. Asimismo exige una reducción de las contradicciones y asimetrías entre naciones ó regiones ricas y pobres, centrales y periféricas. Una Venezuela orientada por los principios de la Democracia Social podrá contribuir útilmente al eventual relanzamiento de un Diálogo Norte – Sur, serio y constructivo, a la vez que consciente de las realidades de un mundo globalizado e interdependiente.
Lineamientos Programáticos.
Una vez expresados los principios ideológicos que inspiran nuestro pensamiento político, consideramos oportuno acompañarlos de los diez (10) principales lineamientos programáticos que orientan nuestra acción política:
1. Superación de la pobreza.
Dentro de nuestro compromiso esencial de superar la pobreza es nuestro propósito profundizar el desarrollo humano sustentable para erradicar la pobreza, y en ese sentido consideramos que un porcentaje del ingreso petrolero debe utilizarse para ofrecerle a los venezolanos en situación de pobreza las herramientas que al lado de las políticas sociales les permita superarse y progresar en su beneficio y el desarrollo armónico del país, además de garantizarles los servicios de salud y educación. Nosotros tenemos absoluta confianza en la potencialidad del pueblo venezolano para progresar junto con Venezuela si le proporcionamos las oportunidades que se merece. Consideramos que la creación de empleo estable y productivo es la política más efectiva contra la pobreza.
Cualquier propuesta para producir un verdadero cambio en nuestro país, debe contener una estrategia para la superación de la pobreza que constituya el eje orientador de las políticas públicas en Venezuela.
2. Vigencia del Estado de Derecho y Separación de Poderes
Los demócratas sociales rechazamos la noción, esgrimida por los facistas y los populistas autoritarios, de que el moderno Estado de Derecho , nacido de la Ilustración y las revoluciones liberales del pasado, represente un fenómeno histórico pasajero y un mero reflejo de los intereses de una clase dominante. Descartamos que el Estado de Derecho, basado en un constitucionalismo democrático, deba ser reemplazado por alguna especie de “nuevo” Estado “revolucionario”. La Democracia Social considera que el Estado de Derecho (dominio de la ley, igualdad jurídica de los ciudadanos, garantía de los derechos humanos y cívicos, etc.) forma parte de la civilización universal y no está sujeto, en su esencia, a los cambios de hegemonía de clases ó bloques sociales. Sin duda, en la medida en que crezcan la justicia y la igualdad social, el Estado de Derecho se enriquecerá con nuevas facetas de participación ciudadana, pero no se cuestionará su validez fundamental.
Todos los pueblos deben acceder a la plena vigencia del Estado de Derecho: soberanía popular, respeto y garantía de los derechos humanos y las libertades ciudadanas, pluralismo político e ideológico, elecciones libres, separación de poderes, subordinación del estamento militar a la legítima autoridad civil y descentralización de la autoridad.
El Estado de Derecho exige, la institucionalidad de la Fuerza Armada Nacional, la ratificación de su carácter no partidista, y su subordinación a la legítima autoridad civil electa en conformidad con la Constitución.
Para que una democracia funcione es necesario un efectivo contrapeso al poder ejecutivo, para ello es imprescindible la separación real de los poderes legislativo, ejecutivo, judicial, ciudadano y electoral a todos sus niveles. Especialmente el poder judicial debe ser independiente y apolítico, integrado por ciudadanos con capacidad y méritos, provistos de estabilidad en sus cargos, capaces de garantizar a todos los ciudadanos la igualdad ante la ley. Un poder judicial que acabe con la impunidad y castigue la corrupción.
3. Una Venezuela Segura.
La Democracia Social asumirá el tema de la inseguridad pública y personal como un tema esencial que afecta valores y objetivos fundamentales del pensamiento progresista.
En primer lugar, la violencia criminal a una escala tan amplia como la que se evidencia en Venezuela significa una violación permanente de los dos derechos elementales: el derecho a la vida y a la integridad física. En segundo lugar, la criminalidad afecta directamente las capacidades y posibilidades de la ciudadanía de organizarse y tener una participación política activa en la sociedad: en los barrios venezolanos, donde impera la doble amenaza del crimen y de la violencia policial no controlada, las posibilidades de participación ciudadana son muy limitadas. En tercer término, los sectores sociales más pobres y desasistidos de la población son los más afectados por el crimen y la violencia, lo que profundiza la desigualdad social reinante en el país. Por último, la inseguridad pública repercute negativamente sobre las libertades básicas de la ciudadanía: la libertad de movilización, la libertad de utilizar los espacios públicos, y, lo que es fundamental, el derecho a vivir una vida libre del miedo y del temor.
Por ello, un futuro gobierno democrático social emprenderá la tarea inmediata de crear una fuerza de seguridad y orden público coordinada a todos los niveles, integrada por hombres y mujeres de buena calidad moral y con formación general y profesional adecuada, bien remunerados y provistos de garantías de estabilidad y de seguridad social. La actuación de esta fuerza obedecerá políticas de seguridad que combinen de manera equilibrada, la prevención, disuasión y represión del crimen. Asimismo reformará el sistema de enjuiciamiento penal con miras a elevar significativamente la eficiencia y equidad en la administración de justicia. También procederá a sustituir el horrendo sistema carcelario existente, criadero de criminales, por otro que salvaguarde la dignidad humana y tienda a corregir y rescatar al reo. Para realizar estas reformas profundas, se establecerá un mecanismo de enlace, consulta y cooperación entre el aparato de seguridad y la sociedad civil. Una política de Estado de la Democracia Social será la lucha contra la producción, refinación, tráfico y consumo de drogas, puesto que además de constituir un azote para la salud de la juventud, es la fuente principal de la violencia que padecen nuestros ciudadanos cuando las bandas se enfrentan en la lucha por los territorios y mercados de la droga. La soberanía venezolana se ve vulnerada constantemente por la acción de las bandas y carteles de la droga, que se han aliado además con grupos terroristas internacionales que secuestran y asesinan a nuestros compatriotas sin piedad. Por ello la lucha contra este flagelo será un asunto de seguridad del Estado
4. Equilibrio Ambiental.
Los demócratas sociales de Venezuela, en la lucha por la calidad de vida de nuestros ciudadanos y los pobladores del mundo, nos incorporamos con entusiasmo y compromiso verdadero a las iniciativas actuales de la humanidad en favor de la protección del ambiente. Entre esas iniciativas es importante destacar el extraordinario impulso que se le está dando al combate contra el calentamiento global. Venezuela es suscriptora del Protocolo de Kyoto y de otros Acuerdos Internacionales sobre esta materia, como demócratas sociales lucharemos para que el nivel de cumplimiento de las obligaciones derivadas de la suscripción del histórico documento se convierta en un compromiso global. Compromiso en el cual los países desarrollados tienen una mayor responsabilidad, derivada no sólo de la dimensión de sus emisiones, sino también de su vinculación con el modelo de desarrollo industrial de los últimos tres siglos. En ese sentido, debemos señalar que el desarrollo de las nuevas tecnologías debe convertirse en una contribución sustancial a la reducción de las emisiones.
Asumimos el compromiso con las futuras generaciones de luchar permanentemente por el equilibrio Ambiental en Venezuela y en el mundo.
5. Descentralización.
Nuestra Democracia Social se propone hacer efectivo el modelo de Estado Federal Descentralizado aprobado por el pueblo soberano en la Constitución del año 1999 : Activaremos los diversos consejos de gobierno y planificación previstos en la Constitución –Federal, regionales y locales- y profundizaremos la descentralización de doble vía –hacia arriba y hacia abajo- mediante la transferencia de competencias y recursos del poder central a los Estados, de los Estados a los Municipios y de los Municipios a la Sociedad, generando compromisos de corresponsabilidad, ejecución y control sobre la transparencia y efectividad de las políticas y los dineros públicos.
La defensa y profundización de la descentralización es una de las líneas centrales que se propone Un Nuevo Tiempo con el objeto de hacer de la gestión local el eje fundamental de sus políticas públicas. Rechazamos la centralización del poder, proponemos un modelo donde funcione una efectiva descentralización geográfica y funcional del poder público en su conjunto. Los Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Concejales, las Juntas Parroquiales y los Concejos Comunales electos, deben ser responsables directos ante el pueblo que les dio su confianza, cumpliendo con sus obligaciones constitucionales y legales pero haciendo respetar sus derechos y los de sus electores.
El Estado Federal Descentralizado requiere una conformación parlamentaria bicameral que nos permita tener un poder legislativo más equitativo y que garantice la equidad entre las regiones.
6. Una economía al servicio del interés nacional y respeto a la propiedad privada.
Promovemos un desarrollo sustentable para todos, basado en una economía mixta en la cual los sectores público y privado colaboren positivamente, con claras reglas de juego, para impulsar y diversificar la producción y crear fuentes de trabajo.
Nuestra riqueza petrolera debe ser gerenciada sin desviaciones políticas y los ingresos que de ella se obtengan deben orientarse a la inversión pública nacional que apoye la producción de bienes y servicios en Venezuela, y la generación de empleo estable. Es contrario al interés nacional desviar nuestros recursos al exterior mientras se aplaza la solución de graves problemas del país por falta de presupuesto.
El apoyo a la producción nacional es una prioridad de Un Nuevo Tiempo. Creemos que el alto costo de la vida y el desabastecimiento se combaten de manera definitiva apoyando a nuestros productores para que incrementen la cantidad de alimentos y de bienes venezolanos, en vez de subsidiar a los productores extranjeros con una economía que dependa de las importaciones, contraria al interés nacional.
Consideramos que el respeto a la propiedad privada es un derecho humano que se debe proteger y estimular. Queremos un país de propietarios, no solo de medianos y grandes propietarios, debemos convertir a los habitantes de los sectores populares en propietarios de las viviendas donde viven y darles la posibilidad de acceder a la propiedad de otros bienes a los que puedan acceder legítimamente. Queremos convertir a nuestros campesinos en propietarios de sus tierras con capacidad para contribuir a la producción agrícola.
La propiedad privada puede ejercerse a través de las cooperativas constituidas libremente y no como imposición estatal, de esa manera las cooperativas de producción, consumo y servicios constituyen una importante herramienta de la democracia económica y social, y han dado valiosos frutos en la experiencia de países desarrollados y en vías de desarrollo.
La Democracia Social promoverá una política económica que genere confianza a la inversión nacional y extranjera, dándole prioridad a la protección de la capacidad adquisitiva de nuestra moneda, preservando la autonomía del Banco Central de Venezuela como una política de Estado.
7. Compromiso con la Juventud.
Un compromiso fundamental de Un Nuevo Tiempo es con las nuevas generaciones, con la juventud venezolana, para quienes nuestra propuesta de Democracia Social para Venezuela tiene entre sus objetivos más importantes construir una sociedad donde los jóvenes puedan soñar sus proyectos de vida, sin sentirse abrumados por la incertidumbre y por la falta de oportunidades de trabajo o de desarrollo profesional. Con una educación democrática integral, donde a nivel superior se respete la autonomía universitaria, con un clima de libertad, de justicia social y de equidad económica, crearemos las condiciones para que nuestros jóvenes sean los protagonistas del cambio, participando en la primera fila de los constructores de la Democracia Social en Venezuela.
(Se eliminó el párrafo que dice: Aplicaremos al lado………..al desarrollo deportivo de las nuevas generaciones)
Vivimos una revolución del conocimiento de las tecnologías, de la producción, de las comunicaciones, de la organización en todos los niveles de la vida social, y es para competir exitosamente y desarrollarse plenamente en este nuevo mundo para el cual debemos educar a nuestros jóvenes, es para que este nuevo mundo para debemos diseñar nuestras políticas e incluso nuestro modelo de Partido.
8. Solidaridad Social.
En su afán de elevar la dignidad humana y la calidad de vida de la población, un gobierno de la Democracia Social pondrá en marcha programas universales de educación, capacitación, cultura, salud pública y seguridad social, y ajustará su presupuesto de inversión social a esos programas.
Implementaremos en materia de salud pública una política sanitaria asistencial que le dé prioridad a la prevención de enfermedades, que debe estar acompañada de un sistema de Seguridad Social Universal independientemente de la capacidad contributiva del beneficiario.
Es parte muy importante de nuestros lineamientos programáticos una Educación de calidad y no ideológizada, además de los recursos económicos tanto para garantizar los espacios físicos y la dotación necesaria para la formación y la remuneración adecuada de los educadores, garantizamos la libertad de creación, de investigación, y el desarrollo tecnológico para convertirnos en un país del primer mundo.
El proyecto de Democracia Social para Venezuela toma en cuenta que el mejoramiento de la condición humana no solo requiere bienestar material, sino también la autosuperación de cada persona en un ambiente de armonía social y realización espiritual.
En ese sentido, emprenderemos una política cultural y comunicacional abierta a todas las tendencias y libre de dogmas, atendiendo tanto a la creación cultural nacional como la universal.
Dentro de nuestras políticas de solidaridad social, atenderemos a los sectores menos favorecidos con programas sociales vinculados a la educación, la salud, la alimentación, la educación y capacitación laboral y de viviendas para todos los venezolanos que lo necesiten, sin ningún tipo de discriminación política e incorporados a los programas institucionales del Estado venezolano.
9. Derechos humanos y ciudadanos
Los derechos humanos tradicionales, definidos por la Ilustración y las revoluciones liberales, tienen carácter permanente y deben quedar incorporados para siempre en la Constitución venezolana. Pero una Democracia Social no puede tolerar que estos derechos en parte sólo aparezcan en el papel y sean violados en la práctica. Los abusos policiales, los maltratos y torturas a personas detenidas, así como las condiciones infernales que prevalecen en las cárceles venezolanas (entre las más inhumanas del mundo) deben ser objeto de medidas de altísima prioridad por parte de futuros gobiernos democráticos.
Las libertades de pensamiento, de expresión, de asociación y de movimiento, la inviolabilidad de la vida, de la integridad física y del hogar, así como el derecho a la propiedad privada, serán reafirmados y garantizados. A estos derechos tradicionales, de carácter liberal, se les agregarán nuevos derechos de contenido social y económico, pero en ningún caso será admisible que los nuevos derechos sean invocados en menoscabo de los primeros.
Una Democracia Social en Venezuela debe garantizar la libertad de cultos y el pleno respeto a todas las comunidades religiosas, así como el cumplimiento de los compromisos contraídos con ellas por el Estado. Asimismo respetará todas las doctrinas y opiniones filosóficas, morales, sociales y políticas, con la sola excepción de las que prediquen el odio racial, étnico o confesional.
La defensa y garantía de la libertad de expresión es un compromiso básico de la Democracia Social, al considerar que solo su vigencia plena garantiza que la soberanía popular se exprese conscientemente.
La libertad sindical será defendida y estimulada en la Democracia Social, con el objeto de garantizar la protección de los derechos de los trabajadores, con los cuales estamos comprometidos.
Un Nuevo Tiempo apoya la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos y oportunidades en Venezuela y en todo el mundo.
En esta materia, nuestra posición está representada por el lema “Todos los derechos para todas las personas”
10. Nuestra Política Internacional.
En la política internacional de la Democracia Social tendrá lugar prominente la defensa de la paz, del desarme, y la búsqueda de un orden mundial democrático y multilateral.
La solidaridad con todos los pueblos del mundo, particularmente con aquellos que sufren opresión y con los de nuestra región geográfica, así como la búsqueda de una paz estable basada en relaciones internacionales justas, con valores consustanciados con la esencia misma de la Democracia Social.
Venezuela precisa desplegar una política exterior al servicio de un desarrollo económico y social que lo convierta en un país exitoso, con capacidad de proveer a sus ciudadanos un nivel de vida cada día más alto.
En nuestra región latinoamericana – caribeña, la Democracia Social recuperará para Venezuela nuestra posición de país bisagra, factor de comunicación y de equilibrio entre las subregiones que nos rodean. Seremos consecuentes con el apoyo a la unidad e integración de nuestros países, sin discriminaciones ideológicas, aunque siempre resueltos a defender la democracia y a fortalecer la identidad de la región en el seno del sistema internacional.
La presencia de la Democracia Social en la conducción de Venezuela, significará nuestro retorno a la Comunidad Andina de Naciones y la continuación de los esfuerzos por la integración con los países del Sur del Continente, poniendo siempre por delante los intereses vitales de Venezuela.
Para finalizar afirmamos lo siguiente:
Un Nuevo Tiempo nació para que la Democracia Social en Venezuela nos conduzca a un país donde la libertad, la equidad económica y la justicia social, logre para nuestra patria un desarrollo sustentable, para que nuestros ciudadanos satisfagan sus necesidades materiales y se realicen espiritualmente, nacemos mirando hacia el futuro, dispuestos a luchar porque no se repitan los errores del pasado y se supere el desastre del presente.
En Caracas, 3 de Abril de 2008.
Un Nuevo Tiempo como movimiento político nace en el Estado Zulia, bajo la conducción de su líder y fundador Manuel Rosales. La lucha por la descentralización, el funcionamiento de los servicios públicos, el respeto por los derechos humanos, con énfasis en la lucha contra la pobreza, la defensa del equilibrio ambiental y el acatamiento a la voluntad popular expresada democráticamente, constituyeron las principales banderas de lucha que lo convirtieron y lo mantienen como la primera fuerza política de ese importante Estado.
Al convertirse Manuel Rosales en el año 2006, en el candidato presidencial de la unidad opositora al continuismo autocrático, con propuestas y valores, que a pesar de lo corto de la campaña obtuvieron el apoyo de más de cuatro millones de venezolanos, motivó la decisión de miles de ciudadanos en todo el territorio nacional, de organizar este esfuerzo, estas propuestas y valores, en un gran movimiento político nacional, para lo cual se decidió designar y juramentar nuestra Comisión Organizadora Nacional el pasado tres (3) de Marzo de 2007. Es por eso, que se escogió el 3 de Marzo como la fecha aniversaria nacional de Un Nuevo Tiempo, y hoy, cuando acabamos de cumplir nuestro primer Aniversario, lo hemos querido celebrar, definiendo los Principios Ideológicos y Programáticos que constituyen nuestro compromiso en el campo de las ideas y de la acción con el pueblo venezolano.
Para Un Nuevo Tiempo, este siglo debe ser de las democracias de avanzada con justicia social, enmarcadas dentro de las metas del Milenio trazadas por las Naciones Unidas, las cuales constituyen por sí solas un programa de lucha por la justicia social, por el respeto a los derechos humanos, por la defensa del ambiente, por la igualdad de géneros, apuntando tanto contra el capitalismo salvaje como contra el estatismo asfixiante. Por eso asumimos como nuestro compromiso central, la lucha contra la pobreza con el objetivo de revertir el proceso que vivimos para conducir al país hacia un modelo de desarrollo con justicia social.
Un Nuevo Tiempo encarna, en su ideología y su programa, las aspiraciones de libertad y de justicia social de las mayorías populares venezolanas. Aspiramos interpretar y encauzar las esperanzas democráticas de la población entera, pero nuestro compromiso principal está al lado de los sectores populares menos favorecidos y con la solución de los problemas que afectan su calidad de vida.
Democracia Social.
Con esos objetivos, y con el propósito de cimentar la libertad política, como derecho y patrimonio de todos, siempre acompañada por la justicia social y la equidad económica, proclamamos que la futura democracia venezolana que Un Nuevo Tiempo propone es la Democracia Social.
Un Nuevo Tiempo aspira ser un eslabón en la inmensa historia de las luchas de los pueblos del mundo por la libertad y la igualdad. Asumimos con fervor la historia del humanismo liberal, y de las grandes revoluciones de Holanda, Inglaterra, Estados Unidos, Francia y América Latina, dirigidas contra el absolutismo y los remanentes feudales, revoluciones éstas que proclamaron los sagrados principios de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Nos identificamos con las luchas obreras posteriores a la revolución industrial, y con el socialismo democrático de sus grandes voceros teóricos.
En nuestras relaciones con otras corrientes políticas, en Un Nuevo Tiempo nos sentimos hermanados con movimientos que por su doctrina y su acción se definen como demócratas sociales, socialdemócratas, laboristas o social liberales. Contra el fascismo ó despotismo de extrema derecha, nos aliamos con todas las fuerzas del espectro democrático y de izquierda para defender o restablecer las libertades mínimas. Ante amenazas dictatoriales de seudo izquierda (estalinismo ó populismo militarista) ó de cualquier signo, promovemos alianzas tácticas con todos los matices democráticos.
Principios Ideológicos.
El primer principio fundamental que defendemos en Un Nuevo Tiempo es la Libertad Política. La existencia de un Estado de Derecho, constitucional y garante de los derechos humanos y ciudadanos, es la precondición indispensable para los avances hacia la igualdad y la solidaridad social. Un proyecto verdaderamente progresista en lo social debe comenzar por ratificar y consolidar los logros históricos de las revoluciones liberales. Exigimos para todos los pueblos del mundo –sea cual fuere su cultura tradicional- su emancipación de toda forma de despotismo político y su derecho a reconstruir su destino sobre la base de la voluntad ciudadana libremente expresada.
Rechazamos la noción de que la democracia representativa tenga carácter “burgués” y deba ser reemplazada por algún tipo de democracia “nueva” ó “revolucionaria”, “directa” ó “participativa”. De hecho, jamás ha existido, ni puede existir en el futuro, una democracia en gran escala que no utilice el mecanismo de la representación de las bases a través de delegados o diputados debidamente electos. Los radicales autoritarios utilizan el concepto de la democracia “directa” para manipular muchedumbres dóciles en mítines públicos, y el de democracia “participativa” para motivar la aceptación popular de decisiones ya tomadas en la cúpula del poder. En cambio, Un Nuevo Tiempo, como partido de cambio social en libertad, aceptamos la noción –ésta si- de que la democracia representativa debe ser complementada y enriquecida por una participación popular cada vez más constante y efectiva, para consolidar los logros históricos de las revoluciones democráticas, asumiendo además los aportes recientes en materia de derechos económicos sociales y culturales (DESC). Estos dos tipos de derechos no pueden ser separados, pues constituyen un compacto sobre el que se asienta nuestra propuesta democrática. Lo “representativo” y lo “participativo” no son antagónicos sino complementarios, pero la autenticidad de la representación democrática es el elemento más esencial.
En Venezuela, la futura democracia política deberá abarcar: una soberanía popular sin interferencias autoritarias, una auténtica tolerancia pluralista, la eliminación de dogmas ideológicos oficiales, la separación y descentralización de los poderes públicos y la independencia de la judicatura, la institucionalidad de la fuerza armada, la garantía de la seguridad personal y publica, la lucha contra la corrupción, como iniciativas imprescindibles para la existencia del Estado de Derecho. Un Estado de Derecho y de Justicia, donde impere la Ley y se respeten los acuerdos y contratos, donde el sistema de administración de justicia sea transparente y eficaz, es además el mejor piso para impulsar nuestro proyecto de desarrollo justo, equitativo y centrado en el ser humano.
Equidad Económica, es la segunda exigencia básica que impulsa Un Nuevo Tiempo. La Democracia Social requiere que la actividad económica tenga por finalidad la satisfacción de las necesidades humanas, antes que la maximización de ganancias privadas ó estatales, y que se asigne igual atención a la distribución como a la producción de la riqueza. En un mundo de crecientes conocimientos y expectativas, y de intercomunicación universal e instantánea, resulta imposible (además de injusto) refrenar las exigencias y presiones de la mayoritaria comunidad trabajadora y consumidora en pro de una mayor participación de todos en la formulación de la política económica y en el disfrute de sus beneficios. Por ello, los demócratas sociales proponemos la creación de una estructura económica mixta que combine el funcionamiento del mercado con políticas de planificación y regulación democrática. Las áreas públicas y privadas de la economía deben quedar bien delimitadas, con claras reglas de juego, para trabajar de común acuerdo en pro de un desarrollo no sólo económico sino humano integral. El control directo del sector público democrático se aplicará solo a las áreas estratégicas de la economía como la petrolera y minera, en tanto que los otros sectores de la economía se desarrollarán indistintamente por el sector público o por el privado, dentro de un marco de respeto a la propiedad privada, y dentro de una política general de desarrollo integral sustentable.
En el caso de Venezuela, tal estrategia de equidad económica está sometida a la exigencia de reconstruir un país arruinado por años de mala gestión y hundido actualmente en una grave situación de subdesarrollo y de dependencia externa. El desarrollo de una producción industrial y agropecuaria nacional diversificada requerirá el cese de un estatismo dogmático y asfixiante, y un esfuerzo por atraer inversiones privadas nacionales y extranjeras. Asimismo deberán eliminarse restricciones al intercambio exterior para reinsertar al país en la economía global. El Estado democrático impulsará políticas encaminadas a una distribución equitativa del ingreso nacional. Por consenso democrático, se adoptarán políticas de desarrollo científico, tecnológico e industrial que generen puestos de trabajo y un ascendente nivel de bienestar. Al mismo tiempo, nuestra estrategia general de desarrollo tendrá en cuenta los problemas del medio ambiente. Debemos prepararnos para una etapa post – capitalista, debido al hecho de que contamos con cuantiosos recursos que en el futuro serán vitales: no sólo los hidrocarburos, sino también el agua, el oxigeno y la biodiversidad. Por eso mismo, para poder utilizar racionalmente esos productos que son el futuro de la humanidad, deberemos ir cambiando los parámetros hacia una producción económica verde, ecológica: crecimiento cualitativo más que cuantitativo, productos de larga duración y no contaminantes, de manera que nuestra biosfera los pueda degradar y reciclar sin daños colaterales como el calentamiento global debido a la emisión de gases de efecto invernadero.
La construcción de una Sociedad Justa es el tercer objetivo fundamental de la Democracia Social que impulsa Un Nuevo Tiempo. Concebimos la justicia social como un esfuerzo colectivo, realizado a escala nacional, regional y local, para elevar la calidad de vida de todos los miembros de la sociedad, con la participación activa y democrática de ellos mismos. El concepto de calidad de vida abarca dos aspectos paralelos y relacionados, que son el bienestar material y cultural basado en seguridad social y equidad distributiva, y la participación de las personas en la determinación de su propio destino y el de la humanidad. La elevación de la condición humana requiere tanto el “ser atendido” como el “poder atender a los demás”.
En el plano del bienestar, una democracia social proveerá la disponibilidad universal de los servicios sociales (educación, seguridad pública, sanidad, seguridad social, cultura, comunicaciones, etc.) Asimismo debe avanzar en la dirección de una creciente equidad o justicia distributiva. Como ya lo señalaron los clásicos del socialismo democrático, ello no significa igualdad tajante de ingresos, pues ésta seria injusta por desconocer las diferencias individuales de mérito y de aporte efectivo al bien común. De lo que se trata es de garantizar la igualdad de oportunidades, que todas las personas puedan ejercer sus derechos, no se trata de nivelar de modo absoluto, pero sí de disminuir razonablemente los descomunales contrastes de lujo y de miseria que hoy existen y lograr que nadie quede por debajo del umbral de la pobreza. En ese sentido, es necesario superar el nivel “asistencialista” ó paternalista de la previsión social, y desarrollar una política social que –por medios democráticos y pacíficos- establezca nuevas tendencias en la estructura distributiva. Para ello se requiere crear bases para la participación efectiva de cada ciudadano en la toma de decisiones y la gestión práctica de la sociedad organizada en sus diversos niveles: nacional, regional y local. La participación podrá ser comunitaria o individual; gubernamental, administrativa o de sociedad civil: lo importante es que el ser humano se sienta artífice responsable y respetable del progreso, tanto colectivo como de su propia personalidad. El desarrollo creciente de una participación ciudadana democrática y pluralista será el mejor antídoto contra tentaciones autoritarias ó burocráticas.
Una importante herramienta para la creación de una sociedad más libre y justa es la organización de los trabajadores, los consumidores, los vecinos, los jóvenes, las mujeres y otros sectores populares para la reivindicación y defensa de sus legítimos derechos. Junto con el movimiento obrero tradicional, estas otras agrupaciones pueden formar un poderoso bloque social democrático que cambie la correlación de fuerzas a favor de los intereses históricos de la “gente común”. Por otra parte, Un Nuevo Tiempo como futura fuerza democrática gobernante, dará el mayor estímulo a una legislación progresista en los ámbitos de los derechos laborales, la seguridad social, la igualdad de los géneros, el equilibrio ambiental y la creación de oportunidades laborales y de desarrollo para las nuevas generaciones.
Un Mundo Pacífico y Solidario es la otra exigencia fundamental planteada por Un Nuevo Tiempo. El avance universal de los pueblos hacia la Democracia Social sólo es concebible en un marco de convivencia pacífica, y ésta, a su vez, requiere bases de libertad y justicia. La paz y la equidad internacionales son, pues, interdependientes y se condicionan recíprocamente.
La Democracia Social que proponemos cree en la paz como la condición suprema para el ejercicio pleno de la libertad, para el desarrollo completo de la personalidad, para la búsqueda de la felicidad y para alcanzar el verdadero bienestar. No hay libertad plena, no hay equidad ni igualdad de oportunidades sin la paz.
Un Nuevo Tiempo apoya la búsqueda de la paz y del desarme en escala mundial y regional. Una paz estable debe tener por base un ambiente de confianza nacido del multilateralismo, la seguridad colectiva y el diálogo entre culturas. Requiere consenso con respecto a la validez universal de los derechos humanos. Asimismo exige una reducción de las contradicciones y asimetrías entre naciones ó regiones ricas y pobres, centrales y periféricas. Una Venezuela orientada por los principios de la Democracia Social podrá contribuir útilmente al eventual relanzamiento de un Diálogo Norte – Sur, serio y constructivo, a la vez que consciente de las realidades de un mundo globalizado e interdependiente.
Lineamientos Programáticos.
Una vez expresados los principios ideológicos que inspiran nuestro pensamiento político, consideramos oportuno acompañarlos de los diez (10) principales lineamientos programáticos que orientan nuestra acción política:
1. Superación de la pobreza.
Dentro de nuestro compromiso esencial de superar la pobreza es nuestro propósito profundizar el desarrollo humano sustentable para erradicar la pobreza, y en ese sentido consideramos que un porcentaje del ingreso petrolero debe utilizarse para ofrecerle a los venezolanos en situación de pobreza las herramientas que al lado de las políticas sociales les permita superarse y progresar en su beneficio y el desarrollo armónico del país, además de garantizarles los servicios de salud y educación. Nosotros tenemos absoluta confianza en la potencialidad del pueblo venezolano para progresar junto con Venezuela si le proporcionamos las oportunidades que se merece. Consideramos que la creación de empleo estable y productivo es la política más efectiva contra la pobreza.
Cualquier propuesta para producir un verdadero cambio en nuestro país, debe contener una estrategia para la superación de la pobreza que constituya el eje orientador de las políticas públicas en Venezuela.
2. Vigencia del Estado de Derecho y Separación de Poderes
Los demócratas sociales rechazamos la noción, esgrimida por los facistas y los populistas autoritarios, de que el moderno Estado de Derecho , nacido de la Ilustración y las revoluciones liberales del pasado, represente un fenómeno histórico pasajero y un mero reflejo de los intereses de una clase dominante. Descartamos que el Estado de Derecho, basado en un constitucionalismo democrático, deba ser reemplazado por alguna especie de “nuevo” Estado “revolucionario”. La Democracia Social considera que el Estado de Derecho (dominio de la ley, igualdad jurídica de los ciudadanos, garantía de los derechos humanos y cívicos, etc.) forma parte de la civilización universal y no está sujeto, en su esencia, a los cambios de hegemonía de clases ó bloques sociales. Sin duda, en la medida en que crezcan la justicia y la igualdad social, el Estado de Derecho se enriquecerá con nuevas facetas de participación ciudadana, pero no se cuestionará su validez fundamental.
Todos los pueblos deben acceder a la plena vigencia del Estado de Derecho: soberanía popular, respeto y garantía de los derechos humanos y las libertades ciudadanas, pluralismo político e ideológico, elecciones libres, separación de poderes, subordinación del estamento militar a la legítima autoridad civil y descentralización de la autoridad.
El Estado de Derecho exige, la institucionalidad de la Fuerza Armada Nacional, la ratificación de su carácter no partidista, y su subordinación a la legítima autoridad civil electa en conformidad con la Constitución.
Para que una democracia funcione es necesario un efectivo contrapeso al poder ejecutivo, para ello es imprescindible la separación real de los poderes legislativo, ejecutivo, judicial, ciudadano y electoral a todos sus niveles. Especialmente el poder judicial debe ser independiente y apolítico, integrado por ciudadanos con capacidad y méritos, provistos de estabilidad en sus cargos, capaces de garantizar a todos los ciudadanos la igualdad ante la ley. Un poder judicial que acabe con la impunidad y castigue la corrupción.
3. Una Venezuela Segura.
La Democracia Social asumirá el tema de la inseguridad pública y personal como un tema esencial que afecta valores y objetivos fundamentales del pensamiento progresista.
En primer lugar, la violencia criminal a una escala tan amplia como la que se evidencia en Venezuela significa una violación permanente de los dos derechos elementales: el derecho a la vida y a la integridad física. En segundo lugar, la criminalidad afecta directamente las capacidades y posibilidades de la ciudadanía de organizarse y tener una participación política activa en la sociedad: en los barrios venezolanos, donde impera la doble amenaza del crimen y de la violencia policial no controlada, las posibilidades de participación ciudadana son muy limitadas. En tercer término, los sectores sociales más pobres y desasistidos de la población son los más afectados por el crimen y la violencia, lo que profundiza la desigualdad social reinante en el país. Por último, la inseguridad pública repercute negativamente sobre las libertades básicas de la ciudadanía: la libertad de movilización, la libertad de utilizar los espacios públicos, y, lo que es fundamental, el derecho a vivir una vida libre del miedo y del temor.
Por ello, un futuro gobierno democrático social emprenderá la tarea inmediata de crear una fuerza de seguridad y orden público coordinada a todos los niveles, integrada por hombres y mujeres de buena calidad moral y con formación general y profesional adecuada, bien remunerados y provistos de garantías de estabilidad y de seguridad social. La actuación de esta fuerza obedecerá políticas de seguridad que combinen de manera equilibrada, la prevención, disuasión y represión del crimen. Asimismo reformará el sistema de enjuiciamiento penal con miras a elevar significativamente la eficiencia y equidad en la administración de justicia. También procederá a sustituir el horrendo sistema carcelario existente, criadero de criminales, por otro que salvaguarde la dignidad humana y tienda a corregir y rescatar al reo. Para realizar estas reformas profundas, se establecerá un mecanismo de enlace, consulta y cooperación entre el aparato de seguridad y la sociedad civil. Una política de Estado de la Democracia Social será la lucha contra la producción, refinación, tráfico y consumo de drogas, puesto que además de constituir un azote para la salud de la juventud, es la fuente principal de la violencia que padecen nuestros ciudadanos cuando las bandas se enfrentan en la lucha por los territorios y mercados de la droga. La soberanía venezolana se ve vulnerada constantemente por la acción de las bandas y carteles de la droga, que se han aliado además con grupos terroristas internacionales que secuestran y asesinan a nuestros compatriotas sin piedad. Por ello la lucha contra este flagelo será un asunto de seguridad del Estado
4. Equilibrio Ambiental.
Los demócratas sociales de Venezuela, en la lucha por la calidad de vida de nuestros ciudadanos y los pobladores del mundo, nos incorporamos con entusiasmo y compromiso verdadero a las iniciativas actuales de la humanidad en favor de la protección del ambiente. Entre esas iniciativas es importante destacar el extraordinario impulso que se le está dando al combate contra el calentamiento global. Venezuela es suscriptora del Protocolo de Kyoto y de otros Acuerdos Internacionales sobre esta materia, como demócratas sociales lucharemos para que el nivel de cumplimiento de las obligaciones derivadas de la suscripción del histórico documento se convierta en un compromiso global. Compromiso en el cual los países desarrollados tienen una mayor responsabilidad, derivada no sólo de la dimensión de sus emisiones, sino también de su vinculación con el modelo de desarrollo industrial de los últimos tres siglos. En ese sentido, debemos señalar que el desarrollo de las nuevas tecnologías debe convertirse en una contribución sustancial a la reducción de las emisiones.
Asumimos el compromiso con las futuras generaciones de luchar permanentemente por el equilibrio Ambiental en Venezuela y en el mundo.
5. Descentralización.
Nuestra Democracia Social se propone hacer efectivo el modelo de Estado Federal Descentralizado aprobado por el pueblo soberano en la Constitución del año 1999 : Activaremos los diversos consejos de gobierno y planificación previstos en la Constitución –Federal, regionales y locales- y profundizaremos la descentralización de doble vía –hacia arriba y hacia abajo- mediante la transferencia de competencias y recursos del poder central a los Estados, de los Estados a los Municipios y de los Municipios a la Sociedad, generando compromisos de corresponsabilidad, ejecución y control sobre la transparencia y efectividad de las políticas y los dineros públicos.
La defensa y profundización de la descentralización es una de las líneas centrales que se propone Un Nuevo Tiempo con el objeto de hacer de la gestión local el eje fundamental de sus políticas públicas. Rechazamos la centralización del poder, proponemos un modelo donde funcione una efectiva descentralización geográfica y funcional del poder público en su conjunto. Los Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Concejales, las Juntas Parroquiales y los Concejos Comunales electos, deben ser responsables directos ante el pueblo que les dio su confianza, cumpliendo con sus obligaciones constitucionales y legales pero haciendo respetar sus derechos y los de sus electores.
El Estado Federal Descentralizado requiere una conformación parlamentaria bicameral que nos permita tener un poder legislativo más equitativo y que garantice la equidad entre las regiones.
6. Una economía al servicio del interés nacional y respeto a la propiedad privada.
Promovemos un desarrollo sustentable para todos, basado en una economía mixta en la cual los sectores público y privado colaboren positivamente, con claras reglas de juego, para impulsar y diversificar la producción y crear fuentes de trabajo.
Nuestra riqueza petrolera debe ser gerenciada sin desviaciones políticas y los ingresos que de ella se obtengan deben orientarse a la inversión pública nacional que apoye la producción de bienes y servicios en Venezuela, y la generación de empleo estable. Es contrario al interés nacional desviar nuestros recursos al exterior mientras se aplaza la solución de graves problemas del país por falta de presupuesto.
El apoyo a la producción nacional es una prioridad de Un Nuevo Tiempo. Creemos que el alto costo de la vida y el desabastecimiento se combaten de manera definitiva apoyando a nuestros productores para que incrementen la cantidad de alimentos y de bienes venezolanos, en vez de subsidiar a los productores extranjeros con una economía que dependa de las importaciones, contraria al interés nacional.
Consideramos que el respeto a la propiedad privada es un derecho humano que se debe proteger y estimular. Queremos un país de propietarios, no solo de medianos y grandes propietarios, debemos convertir a los habitantes de los sectores populares en propietarios de las viviendas donde viven y darles la posibilidad de acceder a la propiedad de otros bienes a los que puedan acceder legítimamente. Queremos convertir a nuestros campesinos en propietarios de sus tierras con capacidad para contribuir a la producción agrícola.
La propiedad privada puede ejercerse a través de las cooperativas constituidas libremente y no como imposición estatal, de esa manera las cooperativas de producción, consumo y servicios constituyen una importante herramienta de la democracia económica y social, y han dado valiosos frutos en la experiencia de países desarrollados y en vías de desarrollo.
La Democracia Social promoverá una política económica que genere confianza a la inversión nacional y extranjera, dándole prioridad a la protección de la capacidad adquisitiva de nuestra moneda, preservando la autonomía del Banco Central de Venezuela como una política de Estado.
7. Compromiso con la Juventud.
Un compromiso fundamental de Un Nuevo Tiempo es con las nuevas generaciones, con la juventud venezolana, para quienes nuestra propuesta de Democracia Social para Venezuela tiene entre sus objetivos más importantes construir una sociedad donde los jóvenes puedan soñar sus proyectos de vida, sin sentirse abrumados por la incertidumbre y por la falta de oportunidades de trabajo o de desarrollo profesional. Con una educación democrática integral, donde a nivel superior se respete la autonomía universitaria, con un clima de libertad, de justicia social y de equidad económica, crearemos las condiciones para que nuestros jóvenes sean los protagonistas del cambio, participando en la primera fila de los constructores de la Democracia Social en Venezuela.
(Se eliminó el párrafo que dice: Aplicaremos al lado………..al desarrollo deportivo de las nuevas generaciones)
Vivimos una revolución del conocimiento de las tecnologías, de la producción, de las comunicaciones, de la organización en todos los niveles de la vida social, y es para competir exitosamente y desarrollarse plenamente en este nuevo mundo para el cual debemos educar a nuestros jóvenes, es para que este nuevo mundo para debemos diseñar nuestras políticas e incluso nuestro modelo de Partido.
8. Solidaridad Social.
En su afán de elevar la dignidad humana y la calidad de vida de la población, un gobierno de la Democracia Social pondrá en marcha programas universales de educación, capacitación, cultura, salud pública y seguridad social, y ajustará su presupuesto de inversión social a esos programas.
Implementaremos en materia de salud pública una política sanitaria asistencial que le dé prioridad a la prevención de enfermedades, que debe estar acompañada de un sistema de Seguridad Social Universal independientemente de la capacidad contributiva del beneficiario.
Es parte muy importante de nuestros lineamientos programáticos una Educación de calidad y no ideológizada, además de los recursos económicos tanto para garantizar los espacios físicos y la dotación necesaria para la formación y la remuneración adecuada de los educadores, garantizamos la libertad de creación, de investigación, y el desarrollo tecnológico para convertirnos en un país del primer mundo.
El proyecto de Democracia Social para Venezuela toma en cuenta que el mejoramiento de la condición humana no solo requiere bienestar material, sino también la autosuperación de cada persona en un ambiente de armonía social y realización espiritual.
En ese sentido, emprenderemos una política cultural y comunicacional abierta a todas las tendencias y libre de dogmas, atendiendo tanto a la creación cultural nacional como la universal.
Dentro de nuestras políticas de solidaridad social, atenderemos a los sectores menos favorecidos con programas sociales vinculados a la educación, la salud, la alimentación, la educación y capacitación laboral y de viviendas para todos los venezolanos que lo necesiten, sin ningún tipo de discriminación política e incorporados a los programas institucionales del Estado venezolano.
9. Derechos humanos y ciudadanos
Los derechos humanos tradicionales, definidos por la Ilustración y las revoluciones liberales, tienen carácter permanente y deben quedar incorporados para siempre en la Constitución venezolana. Pero una Democracia Social no puede tolerar que estos derechos en parte sólo aparezcan en el papel y sean violados en la práctica. Los abusos policiales, los maltratos y torturas a personas detenidas, así como las condiciones infernales que prevalecen en las cárceles venezolanas (entre las más inhumanas del mundo) deben ser objeto de medidas de altísima prioridad por parte de futuros gobiernos democráticos.
Las libertades de pensamiento, de expresión, de asociación y de movimiento, la inviolabilidad de la vida, de la integridad física y del hogar, así como el derecho a la propiedad privada, serán reafirmados y garantizados. A estos derechos tradicionales, de carácter liberal, se les agregarán nuevos derechos de contenido social y económico, pero en ningún caso será admisible que los nuevos derechos sean invocados en menoscabo de los primeros.
Una Democracia Social en Venezuela debe garantizar la libertad de cultos y el pleno respeto a todas las comunidades religiosas, así como el cumplimiento de los compromisos contraídos con ellas por el Estado. Asimismo respetará todas las doctrinas y opiniones filosóficas, morales, sociales y políticas, con la sola excepción de las que prediquen el odio racial, étnico o confesional.
La defensa y garantía de la libertad de expresión es un compromiso básico de la Democracia Social, al considerar que solo su vigencia plena garantiza que la soberanía popular se exprese conscientemente.
La libertad sindical será defendida y estimulada en la Democracia Social, con el objeto de garantizar la protección de los derechos de los trabajadores, con los cuales estamos comprometidos.
Un Nuevo Tiempo apoya la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos y oportunidades en Venezuela y en todo el mundo.
En esta materia, nuestra posición está representada por el lema “Todos los derechos para todas las personas”
10. Nuestra Política Internacional.
En la política internacional de la Democracia Social tendrá lugar prominente la defensa de la paz, del desarme, y la búsqueda de un orden mundial democrático y multilateral.
La solidaridad con todos los pueblos del mundo, particularmente con aquellos que sufren opresión y con los de nuestra región geográfica, así como la búsqueda de una paz estable basada en relaciones internacionales justas, con valores consustanciados con la esencia misma de la Democracia Social.
Venezuela precisa desplegar una política exterior al servicio de un desarrollo económico y social que lo convierta en un país exitoso, con capacidad de proveer a sus ciudadanos un nivel de vida cada día más alto.
En nuestra región latinoamericana – caribeña, la Democracia Social recuperará para Venezuela nuestra posición de país bisagra, factor de comunicación y de equilibrio entre las subregiones que nos rodean. Seremos consecuentes con el apoyo a la unidad e integración de nuestros países, sin discriminaciones ideológicas, aunque siempre resueltos a defender la democracia y a fortalecer la identidad de la región en el seno del sistema internacional.
La presencia de la Democracia Social en la conducción de Venezuela, significará nuestro retorno a la Comunidad Andina de Naciones y la continuación de los esfuerzos por la integración con los países del Sur del Continente, poniendo siempre por delante los intereses vitales de Venezuela.
Para finalizar afirmamos lo siguiente:
Un Nuevo Tiempo nació para que la Democracia Social en Venezuela nos conduzca a un país donde la libertad, la equidad económica y la justicia social, logre para nuestra patria un desarrollo sustentable, para que nuestros ciudadanos satisfagan sus necesidades materiales y se realicen espiritualmente, nacemos mirando hacia el futuro, dispuestos a luchar porque no se repitan los errores del pasado y se supere el desastre del presente.
En Caracas, 3 de Abril de 2008.