martes, 19 de julio de 2011

Queríamos (y odiábamos) tanto a McLuhan...

Se cumple un siglo del nacimiento del pensador canadiense, creador de metáforas célebres, como "laaldea global" y "los medios como ambiente". Aun quienes lo critican por sus ambivalencias admitenque abordó el tema de la comunicación con notable visión de futuro
Viernes 15 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa.
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Por Ana María Vara
Para LA NACION

¿Utopista o apocalíptico? ¿Aristócrata de las letras o gurú de los nuevos medios? ¿Pensador de avanzada o delirante? En Marshall McLuhan esas oposiciones no se excluyen. Tampoco se acomodan tranquilizadoramente en una sucesión cronológica: aunque es posible trazar el recorrido de sus ideas, que se van explicitando a lo largo de cuatro décadas, no puede argumentarse de manera unívoca que su pensamiento se desplazara del punto A al B mientras se enumeran sus libros.

A poco de cumplirse el centenario de su nacimiento, el próximo jueves, y a más de treinta años de su muerte, la obra de McLuhan resulta tan sugestiva e incómoda como en sus inicios. Su "mensaje" sigue vivo, fascinante y abierto. Así como tempranamente se lo quiso y se lo denostó, a la vez, por conservador y por hippie , hoy es retomado tanto por autores que celebran la era digital como por quienes la reprueban y la temen. Musa honoraria del artista Andy Warhol, cómplice de los magnates de los medios para el crítico de la cultura Raymond Wiliams y un joven Jean Baudrillard, genio en la línea de "Newton, Darwin, Freud, Einstein y Pavlov" para el escritor Tom Wolfe,personaje de Woody Allen en Annie Hall, donde aparece en un cameo; "santo patrono" de la revista hipertecnológica Wired ;profeta que alerta sobre el fin de la política y el pensamiento riguroso, según un humanista como Neil Postman; más recientemente, augur del "capitalismo metafísico" y el mundo de los derivatives , que llevaría a la crisis financiera de 2008, para el crítico Scott Lash: algún nervio de la cultura contemporánea ha tocado quien proyecta una imagen tan intensa y caleidoscópica.

En su itinerario, cinco ciudades son cruces vitales e intelectuales: Winnipeg,Cambridge, Saint Louis, Toronto y Nueva York. Canadiense y nieto de canadienses de origen irlandés, McLuhan creció en un ámbito semirrural hasta que la familia se mudó a Winnipeg, donde estudió en la Universidad de Manitoba. Allí completó un bachellor y un máster en literatura.

A los veinte años, ya se conocía a sí mismo lo suficiente como para describir con precisión su modo de discutir: "Me gusta argumentar contradiciendo los hechos (por diversión). Es bastante fácil sostener una posición en contra de cualquiera, especialmente si uno conoce el caso por completo (a favor y en contra) mientras que tu oponente sólo conoce un lado, no importa si bien o mal". Y a los veintiuno, ya reflexionaba sobre los medios de comunicación y vagamente delineaba su primer libro, que escribiría dos décadas más tarde: La novia mecánica , un estudio sobre la cultura popular y la publicidad. Tras escuchar una conferencia sobre economía, apuntaba en su diario, entre el espanto y la admiración:

La sobreproducción resulta en un fuerte ataque al bolsillo del individuo. Siempre se apela a un sentimiento poderoso: miedo, orgullo, sexo, riqueza, ambición, etc. En cincuenta años, si no incurren en extremos absurdos, un volumen con los eslóganes y trucos publicitarios de 1930 va a resultar una lectura más interesante que cualquier otra cosa escrita por esta generación.

Mientras completaba su tesis de maestría sobre el poeta victoriano GeorgeMeredith (1828-1909), se presentó a una beca para Cambridge. Llegó en octubre de 1934 y se integró inmediatamente a la rutina de clases, conferencias, discusiones y remo. Para un estudiante que organizaba sus veranos como ciclos de lectura y se lamentaba de que los exámenes en la Universidad de Manitoba sólo duraran dos horas, el ambiente deCambridge resultó adecuado. No se le ocurrió lamentarse de que la magna institución británica le exigiera recomenzar desde el bachellor : por entonces nadie creía en la globalización educativa y todos los títulos tenían que revalidarse.

De la lista de profesores e intelectuales que conoció en aquellos años, Gilbert Keith Chesterton fue quien dejaría una marca más profunda en su formación, al resultar una influencia decisiva en su conversión al catolicismo. "Conozco cada palabra de su obra: es responsable de mi entrada en la iglesia. Escribe por paradojas, lo que lo hace difícil de leer, o difícil con el lector", escribió McLuhan. Al caracterizar el estilo de su maestro, el canadiense parece estar hablando del suyo, hecho de juegos de palabras, de contrasentidos, de alusiones, de figuras literarias. "El medio es el mensaje", la sentencia más conocida de McLuhan y la que condensa de manera más clara su aporte al estudio de la comunicación, fue caracterizada como "una paradoja chestertoniana" por uno de sus biógrafos, W. Terence Gordon, profesor de la Universidad Dalhouise, de Canadá. Con ella, McLuhan "nos invita a la reflexión y nos desafía a internarnos en sus profundidades, a interpretarla, a continuarla, a entenderla transformándonos en su contenido, el verdadero principio que propone la frase".

Entre el teatro isabelino y la guerra

De regreso en casa, McLuhan comenzaría la docencia en la Universidad de Wisconsin,en Estados Unidos. Pronto pasaría a la de Saint Louis, de los jesuitas, donde enseñó entre 1937 y 1944 y donde encontró a su discípulo más destacado: el sacerdote y filólogo Walter Ong. Por entonces también conocería a su esposa, Corinne Lewis, con quien se casó en 1939 y tendría seis hijos. Juntos viajaron a Cambridgepara que McLuhan terminara su máster. Otra curiosidad de una institución varias veces centenaria: mientras esperaba la entrega del título, McLuhan era oficialmente un estudiante de grado y, como tal, debía volver a su casa, cual Cenicienta, antes de la medianoche. Corinne se convirtió en su guarda oficial, encargada de escribir los informes sobre su conducta.

Con la guerra europea ya declarada, la pareja volvió a Saint Louis. McLuhan completaría su doctorado, dedicado a la historia de la retórica y al análisis del dramaturgo isabelino Thomas Nashe, en diciembre de 1943. Una tesis fundamental surgiría de ese trabajo: la importancia del lenguaje en la comprensión del mundo y la relación entre gramática y ciencia. No en vano, uno de los autores analizados fue el empirista Francis Bacon,considerado uno de los fundadores de la ciencia moderna.

Desde los tiempos de los neoplatónicos y Agustín hasta Bonaventura y Francis Bacon, el mundo fue visto como un libro, cuyo lenguaje perdido era similar al habla humana. Por lo tanto, el arte de la gramática no sólo proveía un acercamiento al Libro de la Vida en términos de la exégesis de las escrituras, sino también al Libro de la Naturaleza.

En este pasaje de su tesis doctoral,Gordon ve el germen de la perspectiva mcluhaniana hacia los medios de comunicación: tanto el lenguaje como los medios son formas de acercarnos a la realidad. Ambos nos permiten ver y comprender; ambos, también, condicionan esa mirada. No todos los críticos coinciden: el historiador Marshall Fishwick considera que hay un quiebre fundamental entre el McLuhan de los libros y el de los medios, y encuentra la causa en su trabajo como profesor: en el choque de la alta cultura con la apatía de sus estudiantes, inmersos en la cultura de masas, que lo incitó a "dejar de ser platónico para convertirse en aristotélico".

Así como los años en Saint Louis representan el inicio de la carrera intelectual de McLuhan, los de Toronto, donde llegó en 1946 y se quedaría hasta su muerte en 1980, son los de la madurez. Antes de anclar allí, tuvo un breve paso por el college católico Assumption, en Canadá, cuando, sobre el final de la guerra, dejó Estados Unidos para evitar el reclutamiento.

Sobre la importancia del catolicismo en la obra de McLuhan hay diferentes posiciones. Desde quienes sostienen que la religión quedó restringida a la esfera privada, como el biógrafo Philip Marchand, hasta quienes definen a McLuhan como un " homo Catholicus , un ser universal cuya vida fue el contenido de su comprensión del mundo", en la interpretación de la joven investigadora Tina Edan. De lo que no puede dudarse es de que siempre prefirió establecerse entre miembros de la grey. Su carrera se desarrolló casi exclusivamente en instituciones vinculadas a la Iglesia, incluso en la secular Universidad de Toronto, donde se incorporó al college católico de Saint Michael: fue allí uno de los dos únicos profesores que no eran sacerdotes.

En Toronto, McLuhan inició una fructífera colaboración con el antropólogo Edward Carpenter, con quien estableció un seminario y fundó la revista Explorations , que se publicó originalmente entre 1953 y 1955, y tuvo dos regresos: entre 1956 y 1959, y de 1964 a mediados de los años setenta. El análisis de los medios masivos juntamente con la alta literatura despertó la suspicacia de los puristas, que veían en ese acercamiento un gesto oportunista, lo que inició una corriente de malestar en la universidad que perseguiría a McLuhan hasta el fin de su carrera. El éxito de La novia mecánica (1951), La galaxia Gutenberg (1962) y, finalmente, Comprender los medios de comunicación (1964) acallaría por momentos esas voces.

Lo demás es la conocida apoteosis. McLuhan se convirtió en una figura de los medios estadounidenses: Time , Newsweek , Playboy (que le dedicó un largo y docto reportaje en 1969), las cadenas de televisión, la radio y el dorado circuito de conferencias en encuentros de empresarios, reservado a ex presidentes y grandes personajes, con apreciables reconocimientos económicos.

Menos recordado es que, cual tardío Roberto Arlt, también creó con colegas una empresa de consultoría, Ideas Consultants, desde la que imaginó productos y servicios entre lo original y el disparate: una colonia para alérgicos, un dispenser para curitas, jabones y shampúes en cápsulas descartables, cartas parlantes basadas en un dispositivo electrónico. También, propuestas para los medios (entre ellas, una columna para el diario con frases de los chicos) y programas de televisión, como uno basado en la solución de problemas a través de la acción colectiva de la audiencia.

Al incorporarse al grupo el diseñador Harley Parker, la creatividad se multiplicó: puertas de garaje que se activan cuando el auto pasa por una barra en el piso, envases de aluminio para gaseosas, cenas congeladas, paredes aislantes del ruido de colocación temporaria, juguetes para incluir en las cajas de cereales y de sopas. Aunque a veces lograban entusiasmar a los empresarios, la mera diversidad de su cartera hacía imposible el seguimiento. Basta consignar que no se hicieron millonarios.

Lo viejo, lo nuevo, las metáforas

La hipérbole de Tom Wolfe, que coloca a McLuhan junto con Newton, Darwin y Einstein ?de la que luego se retractaría?, no sólo evidencia la fama que alcanzó el canadiense en los tiempos del pop. Más importante es que nos enfrenta a preguntarnos acerca de la originalidad y el valor de su trabajo. ¿Qué dijo de nuevo? ¿Nos hizo cambiar la manera de pensar acerca de los medios o la cultura? En términos foucaultianos, aunque es oportuno aclarar que el francés nunca habló de él: ¿fue McLuhan un "fundador de discursividad"? ¿De una manera de ver el mundo, de entender cómo somos los seres humanos, de razonar acerca de lo social?

Con respecto a los autores que podrían haberlo inspirado, Lance Strate, discípulo de McLuhan en la Universidad Fordhamde Nueva York, rastrea en Lewis Mumford el origen de algunas ideas centrales del canadiense: que los medios son extensiones de nuestros sentidos y que, por lo tanto, alteran nuestra percepción; que el contenido de un medio es otro medio; que la tecnología constituye un nuevo ambiente. Mumford también dio a la imprenta, como McLuhan, un papel central en el desarrollo de la historia, aunque secundario con respecto a otra tecnología: el reloj.

Harold Innis es otro autor fundamental: economista y colega del canadiense en la Universidad de Toronto, puso énfasis en la relación entre diferentes medios y el desarrollo de imperios. También es significativo el trabajo del francés Jacques Ellul, quien en La sociedad tecnológica (1964) sostiene que hemos entrado en una fase histórica en la que entregamos el control de los asuntos sociales a las tecnologías.

Por otra parte, si bien sus libros sostienen tesis fuertes, explicitadas en los mismos títulos, no puede decirse que haya un cuerpo de doctrina mcluhaniano. Por ejemplo, Comprender los medios de comunicación . Las extensiones del hombre invita inmediatamente a pensar en las distintas tecnologías como continuación del cuerpo humano, como amplificación de sus capacidades. Eso es exactamente lo que se propone decir: la radio extiende el oído; la televisión, los ojos; la ropa, la piel; el automóvil, las piernas. Vale aclarar que su noción de "medio" es bastante más amplia de lo convencional. Sin embargo, ninguna de sus obras está escrita como un tratado que busca probar cada una de sus tesis. McLuhan evitó deliberadamente construir argumentaciones que sustentaran sus propuestas, interrumpiendo de manera reiterada su línea expositiva, provocando al lector con ejemplos, con referencias literarias o mitológicas, con excursus anecdóticos, con metáforas poderosas.

Quizás en este último aspecto se encuentre una de las claves de la riqueza y ambivalencia de su pensamiento: metáforas y analogías como "la aldea global", "los medios como ambiente" o "el espejo retrovisor", con su belleza, su aparente simplicidad y su profunda polisemia, logran simultáneamente condensar ideas y despertar la imaginación de sus lectores. Esta hipótesis también explicaría la popularidad de McLuhan entre expertos y legos, lo que le ganó un lugar en las revistas de actualidad, la televisión y las bibliotecas de las universidades.

Con el tiempo, esas imágenes se revelaron como núcleos de significación sobre los cuales oponentes y seguidores seguirían reflexionando, aportando nuevas definiciones, reinterpretado y reactualizando sus ideas. Si "la aldea global" evoca el tribalismo, resuena entre los hippies ; si se vincula a los tiempos de la oralidad, invita a pensar la historia en términos de analfabetismo y alfabetización; si alude a la posibilidad de crear comunidades que trasciendan las fronteras, convoca seguidores entre los libertarios y los adoradores de Internet.

Por otra parte, ¿qué significa "el medio es el mensaje"? Es, antes que una descripción, una prescripción: que debemos prestar tanta o más atención al medio que a su contenido. A la ventana y al vidrio, más que al paisaje que parece entrar por ella. McLuhan advierte sobre los efectos que el medio tiene en nuestra percepción, en nuestra sensibilidad, en nuestro entendimiento. La ventana encuadra, recorta, refracta, refleja. El paisaje, sin embargo, no es rectangular ni inodoro ni insípido. El paisaje es frío, ventoso, confuso, tiene zumbidos, es inabarcable, pasa por nuestras manos, nuestro cuello, nuestra cabeza tanto como por nuestros ojos. La ventana lo aplana, lo silencia, lo fija, lo climatiza. Podemos meditar sobre el paisaje en lugar de lamentarnos por el frío: eso es lo que McLuhan llama "acción sin reacción", esa separación entre pensamiento y afecto característica de la era de la imprenta. En síntesis, la ventana nos ofrece una versión del paisaje que es pura mirada y punto fijo.

Transformaciones tan intensas, pero en distintos sentidos, hace cada medio con la realidad: el libro convierte las palabras en cosas, fijas en el papel y desapasionadas; la radio convierte los cuerpos en voces; Internet nos ofrece todos los medios en distractiva simultaneidad. En la medida en que olvidemos que están allí, intermediando, los medios nos condicionan todavía más, porque pueden actuar sobre nosotros sin resistencia. Sobre ese condicionamiento habitual y peligrosamente inadvertido, McLuhan quiere alertarnos, sobre sus efectos en las personas y en las sociedades.

Los sucesores

Dicho esto, sí puede hablarse de una escuela mcluhanista, y no vagamente mcluhaniana, que suele denominarse Escuela de Toronto o Ecología del Medio y que trabaja sobre las especificidades de los medios de comunicación. Si en las críticas también se juega la verdad de un autor, no en vano McLuhan ha sido menospreciado por su mero "determinismo tecnológico". Además del Programa McLuhan en Cultura y Tecnología (creado en la Universidad de Toronto y dirigido sucesivamente por David Olsen, Derrick de Kerckhove y Dominique Scheffel-Dunand) se destacan dos autores que lo reivindican explícitamente y que construyeron teorías a partir de sus iluminaciones: Walter Ong y Neil Postman, en las universidades de Saint Louis y Nueva York, ambos fallecidos en 2003.

En su libro Oralidad y escritura. Las tecnologías de la palabra , publicado en 1982 y devenido longseller , Ong comienza comentando el descubrimiento del origen oral de la Ilíada y la Odisea , para luego articular una serie de investigaciones sobre los efectos de los medios de comunicación en distintas sociedades. Siguiendo a McLuhan, hace una heterodoxa periodización de la historia: a partir, no de acontecimientos políticos, sino del cambio de un medio a otro.

Oralidad, escritura alfabética, imprenta, medios electrónicos: ésas son las eras que ha atravesado Occidente en su desarrollo. Tránsito que explica, también, su excepcionalidad. Para Ong, como para McLuhan, el libro y la lectura silenciosa habrían inducido el desarrollo del pensamiento riguroso y desapasionado que sentó las bases de las características fundamentales de la cultura occidental: la ciencia y tecnología, la democracia, pero también el individualismo, el militarismo, la voluntad y la capacidad de sojuzgar a todos los pueblos del mundo. Es la "larga tradición de fraccionar para dividir", en palabras de McLuhan.

Dado que estamos sobre el final de la era de la imprenta y ante el advenimiento de los medios electrónicos, queda abierto un inmenso interrogante sobre el futuro de Occidente y de la humanidad, habida cuenta de su poderío: ¿el telégrafo, la radio, la televisión, Internet auguran un tiempo de acercamiento total, en que los imperios sangrientos serán imposibles? En Comprender los medios de comunicación , McLuhan apunta en este sentido al proclamar que las computadoras podrían permitir la comunicación global sin necesidad de palabras y, por lo tanto, de traducciones, dando lugar al surgimiento de una "conciencia cósmica universal" ?una expresión que toma del filósofo francés Henri Bergson? y a un período de "perpetua armonía y paz colectivas". Sí, parece hablar de Internet, aunque está escribiendo en 1964.

El enfoque de la ecología de los medios permite imaginar otros futuros posibles bastante menos auspiciosos. El abandono de los libros ?o su simple relegamiento a segundo plano? podría dar paso a un pensamiento vacuo, asistemático, y por lo tanto, al surgimiento de nuevas tiranías, una vez que los ciudadanos se vieran despojados de la capacidad de razonar adecuadamente sobre lo que importa. Quien exploró esta respuesta fue Postman, al trabajar en especial en los efectos de la televisión sobre la cosa pública, como medio dominante en la segunda mitad del siglo XX. Apocalíptico asumido, en su libro Divirtiéndonos hasta morir (1984), proclama el fin de la política, un estado en el que los ciudadanos son controlados no por el Gran Hermano orwelliano sino por el trivial "mundo feliz" de Aldous Huxley.

¿Por qué? Porque la televisión, como tecnología de imágenes que cambian sin cesar para atrapar el ojo del espectador, está intrínsecamente orientada al entretenimiento y no a la reflexión. En ese sentido, como medio de discusión de la cosa pública, hace imposible la exposición razonada de propuestas, al privilegiar las caras sobre las mentes, la belleza sobre la inteligencia. Postman escribía en tiempos de la presidencia del actor Ronald Reagan: un epílogo que le regaló la historia fue el posterior ascenso de otro político hollywoodense, el "governator" Arnold Schwarzenegger al frente de la séptima economía del mundo, el estado de California. Y sin necesidad de dejar de filmar.

Más recientemente, una serie de investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro agregan un nuevo motivo de preocupación, por el lugar central que han pasado a ocupar las computadoras y las tecnologías interactivas. En Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (2010), el periodista científico Nicholas Carr compila una miríada de trabajos que analizan el impacto distractor de estar permanentemente conectados. E-mail, Twitter, páginas web, celulares: todo funcionando a la vez hace que nuestro cerebro se acostumbre a una dinámica de mensajes breves, simples, que deben ser procesados de manera inmediata. Estímulos constantes que nos impiden sumergirnos en una experiencia cognitiva profunda: una situación que pasa de ser electiva a convertirse en una adicción. Sentimos que no podemos desconectarnos.

McLuhan consideraba los medios "tecnologías de aprendizaje", y es en este aspecto en el que las investigaciones comentadas por Carr son más inquietantes. Leer en pantalla no es lo mismo que leer un libro: el mero hecho de detenernos a considerar si debemos o no cliquear en un hipervínculo ya interrumpe el flujo de nuestros pensamientos. Aunque no se encolumna en la ecología de los medios, Carr cita no sólo al canadiense, sino también a Ong y a Postman. El imperio de la diversión impuesto por la televisión como medio dominante parece estar siendo desplazado por el de la distracción. Pero no lo vemos. "La pantalla de la computadora aniquila nuestras dudas con sus recompensas y comodidades. Nos sirve de tal modo que resultaría desagradable advertir que también es nuestra ama", señala Carr. Parece tener en mente el aforismo mcluhaniano: "Damos forma a nuestras herramientas, y luego ellas nos dan forma a nosotros".

Quizá la originalidad radical de McLuhan haya consistido en su capacidad de atravesar disciplinas, enfoques, esferas sociales, industrias: en una profunda desespecialización del pensamiento, que hizo posible que las conclusiones de estudios antropológicos se cruzaran con trabajos sobre el origen oral de los poemas homéricos, las neurociencias, la historia de la ciencia y la tecnología, la historia de la cultura, los estudios de los medios. En todo caso, no sólo quienes se presentan como sus seguidores continúan pensando en las preguntas que dejó abiertas.

EL ESTILO ES EL MENSAJE
Abundan las anécdotas sobre los juegos de palabras en los que McLuhan enredaba a sus interlocutores. Quizá la más significativa sea una versión sobre el título de su libro El medio es el masaje (1967), realizado junto con el diseñador Quentin Fiore. Ilustra sobre los efectos de los medios en los sentidos y llegó a ser un auténtico best seller , con un millón de ejemplares vendidos en el mundo.

Hay quien cuenta que el título surgió, simplemente, de un error tipográfico: debía decir El medio es el mensaje . Pero parece que los originales llegaron fallados y McLuhan, divertido, comentó: "Está perfecto". Tiene lógica: cada medio masajea un sentido al amplificarlo, y en el mismo momento, lo anestesia y lo reemplaza. El automóvil potencia la capacidad de desplazamiento de nuestras piernas y las atrofia a la vez. La televisión nos permite ver lejos, tan lejos que ya no miramos lo que tenemos alrededor. El teléfono nos acerca a los ausentes y nos aleja de los presentes.

El juego de palabras en torno a su aforismo más resonante continuó en varios intercambios con colegas y en conferencias: message (mensaje), mess age (era del desorden), massage (masaje), mass age (era de las masas); medium (medio), tedium (tedio). Las diferentes expresiones parecen predestinadas a confundirse e iluminarse mutuamente. McLuhan no se privó de entremezclarlas, como cartas de tarot que interrogan el azar o las raíces del lenguaje.

EL ARTISTA COMO MAESTRO
McLuhan confiaba en el papel de los artistas para despertar las conciencias sobre los impactos de los medios: "El arte es un sistema de alerta temprano en el que podemos confiar para que le diga a la vieja cultura lo que está comenzando a ocurrir". En esa línea, el diseñador y videoartista Paul Guzzardo ha trabajado intensamente, preocupado sobre todo por los efectos de la digitalización en todos los aspectos de la vida social: la seguridad, la investigación científica, el uso del espacio.

Entre sus proyectos, ha ambientado el Club Cabool, un night-club, en los comienzos de la banda ancha. Uno de sus insumos fueron las imágenes que acababa de digitalizar del Museo del Prado, que propusieron un sugestivo contraste entre la liviandad y la reflexión, la frivolidad y el espanto. Guzzardo se apoyó bastante en la serie "Los desastres de la guerra", de Goya. Otro trabajo renovador fue la creación de un laboratorio de medios al aire libre, en la ciudad de Saint Louis, su base de operaciones y una de las ciudades fundamentales en el derrotero del canadiense. ElMediaArts Lab funcionó entre 1999 y 2001 en las instalaciones de una antigua zapatería: nuevos artistas de las computadoras, la música y el video se encontraron y dieron a conocer en la calle sus trabajos, sorprendiendo a los transeúntes y revitalizando un distrito industrial en decadencia.

El proyecto Secret Baker buscó alertar a los estaodunidenses sobre las realidades del Estado controlador, al exponer los expedientes secretos del FBI sobre la cantante y bailarina Josephine Baker en documentales, en pantallas rodantes, en teatros y proyecciones sobre las paredes.

Al elegir a la bellísima artista negra, Guzzardo también buscó acercar a las distintas comunidades de Saint Louis, una ciudad marcada aún hoy por las distancias entre blancos y negros.

LA LUZ, LA METAFISICA Y LOS DERIVATIVES
Quizás una de las reivindicaciones de McLuhan más inesperadas sea la del británico Scott Lash, uno de los fundadores de los estudios culturales y discípulo de Raymond Williams.

En 1974, Williams relegó al canadiense al infierno de la irrelevancia y la complicidad con el gran capital mediático en su libro Televisión. Tecnología y forma cultural (traducido este año al español). Sostuvo allí que la teoría del canadiense era "explícitamente ideológica", es decir, veladamente reaccionaria: al poner el acento en el efecto de velocidad de la tecnología, olvidaba que "toda esa transmisión está inmediatamente seleccionada y controlada por las autoridades sociales existentes". Una crítica similar a la que había hecho en 1967 un joven Jean Baudrillard, en su reseña de Comprender los medios de comunicación para la revista L'Homme et la Societé .

La respuesta llegó treinta años después, y en tonos tan proféticos como los del McLuhan más clásico. En un texto de 2005 compilado por Leonor Arfuch en el libro Pensar este tiempo , Lash sostiene que, a partir de 1989, de cuando data el comienzo de la globalización, el análisis marxista de Williams pierde vigencia para ser reemplazado por el tecnologicista de McLuhan.

En la medida en que las finanzas tomaron el lugar de la economía, el capitalismo dejó de ser "físico" para volverse "metafísico": la velocidad de transmisión de la información gana un lugar central, por sobre la capacidad de control de las personas. Es en la luz de las pantallas de las bolsas mundiales donde está el poder. Es significativoque en su argumentación Lash mencione losderivatives, instrumentos financieros altamente abstractos, que han sido considerados una de las causas de la crisis financiera mundial iniciada en 2008 y todavía en curso.

miércoles, 11 de mayo de 2011

La cultura politica del venezolano

Cuando hace años decidi estudiar la cultura politica del venezolano encontre muy poco material al respecto.Lo mejor era la caracterizacion que hacia de nosotros la psicologa social profesora de la UCV Maritza Montero,y losarticulos publicados en libritos de CNE de Orlando Tovar.Algo encontre tambien en la revista de la escuela de Ciencias Politicas POLITEIA y en varias universidades norteamericanas.
Actualmente de Internet he colocado los enlaces que creo puedan ser utiles para los que quieran estudiar un tema que considero fundamental
JRCH
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Centro Gumilla
Cultura politica ChavistaCONTENIDO 
Objetivos de la Investigación
Metodología de la Investigación
Resultados detallados
Democracia
Socialismo
Hallazgos claves

http://es.scribd.com/doc/42813976/Socialismo-y-democracia-en-la-cultura-politica-venezolana-Centro-Gumilla
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Venezuela ,transformacion de la cultura politica

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Título: La cultura política del venezolano. Un acercamiento diacrónico a los estudios de cultura e identidades políticas en Venezuela
Autores: Guzmán Cárdenas, Carlos Enrique
Revista: COMUNICACIÓN: estudios venezolanos de comunicación, 2005 2º TRIMESTRE; (130)
Página(s): 60-75
ISSN: 02513153

http://es.scribd.com/doc/49037795/
Carlos-Enrique-Guzman-Cardenas-La-cultura-politica-del-venezolano-Un-acercamiento-diacronico-a-los-estudios-de-cultura-e-identidades-politicas-en-Ven
http://es.scribd.com/doc/49037795/Carlos-Enrique-Guzman-Cardenas-La-cultura-politica-del-venezolano-Un-acercamiento-diacronico-a-los-estudios-de-cultura-e-identidades-politicas-en-Ven
Resumen: ¿Podemos pensar en una cultura política en la sociedad venezolana como una percepción establecida o una construcción periódica de la democracia? ¿Cuáles son los elementos sociales, económicos e ideológicos que han ido modificando nuestra relación con la sociedad en los últimos años? Este estudio reflexiona acerca del poder, la legitimidad de su sistema y la forma en que las y los venezolanos perciben los valores y las actitudes frente al ejercicio político. La identificación de estos factores ha variado a través de nuestra historia. El debate del proyecto País se encuentra hoy entre el liderazgo presidencial, el rol de la ciudadanía, y su relación con el ejercicio de la democracia ante instituciones que garanticen libertad, justicia, igualdad y orden


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El sistema politico cultural venezolano
Orlando Tovar

http://e-spacio.uned.es:8080/fedora/get/bibliuned:Derechopolitico-1991-32-8A8F199B/PDF

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La cultura polica
Aracelys Mateos
http://campus.usal.es/~dpublico/areacp/materiales/Culturapolitica.pdf

sábado, 9 de abril de 2011

Internet y la rebelión de los cuerpos


TRIBUNA: EDUARDO A. PRIETO
L
as revoluciones norteafricanas demuestran que, si bien la Red es muy útil para lanzar movilizaciones, el éxito final sigue dependiendo de la fuerza como grupo físico, de la fuerza real no virtual, de los ciudadanos
EDUARDO A. PRIETO 09/04/2011

. .Si queréis liberar a una sociedad, dadle Internet". Esta receta, propuesta por Wael Ghonim, ejecutivo de Google, es compartida por aquellos que consideran que las revoluciones populares que han depuesto a los Gobiernos de Túnez y Egipto, y amenazan con derrumbar a otras tiranías semejantes en Bahréin, Yemen o Libia, constituyen la prueba fehaciente de que el poder emancipador de las nuevas tecnologías de comunicación es real. Los analistas, la prensa o las cancillerías, acostumbrados a interpretar el mundo a partir de los juegos de poder entre grupos políticos reconocibles -clases sociales, oligarquías, Ejército, sectas religiosas-, han visto desbordadas sus más arriesgadas previsiones y, al igual que ocurrió con el Mayo del 68 o la caída del muro de Berlín, son incapaces de enfrentarse a coyunturas en las que, siquiera sea temporalmente, los protagonistas son aquellos que tradicionalmente no han tenido voz -jóvenes, desempleados, mujeres- y que hoy se están sirviendo de las herramientas anónimas de la Red para ser escuchados.

Las masas en calles y plazas eran como las de las revoluciones occidentales de los siglos XIX y XX

Fueron los cuerpos, no las redes sociales, los que derribaron las dictaduras de Túnez y Egipto
El uso político de medios como Facebook o Twitter -originalmente destinados a dar respuesta a las inquietudes, muchas veces banales, de los jóvenes de las sociedades más desarrolladas- desmiente la idea de que la tecnología sea algo esencialmente neutral. Por el contrario, su singular disposición revolucionaria se ha puesto de manifiesto en la ineptitud de las rígidas estructuras represivas de los Gobiernos depuestos en Túnez o Egipto para hacerse cargo de la situación. Acostumbrados a habérselas con los enemigos rutinarios -panfletos, periódicos prohibidos, reuniones clandestinas-, la policía y la censura de aquellos países, poco adiestradas en el uso de los medios digitales, han sido incapaces de detectar y abortar los primeros pasos de los movimientos de protesta, construidos pacientemente en la Red por minorías de jóvenes e intelectuales, antes de convertirse en alzamientos generalizados.

Dicho esto, no es conveniente dejarse llevar, de nuevo, por la ilusión de que las herramientas digitales puedan constituir por sí mismas una alternativa completa a los sistemas de dominación heredados del siglo XX, como si de un bálsamo digital frente a las tradicionales alambradas, muros o guetos se tratase. Los recientes acontecimientos en el mundo árabe actualizan, por el contrario, la conocida máxima de Foucault según la cual lo que define a nuestra época es su carácter espacial. Nos hemos acostumbrado a la idea de que el desarrollo de los medios de comunicación acabaría sustituyendo, sin más, el modelo de relaciones sociales y económicas establecido por la tradición moderna del control político a través del espacio. Al espacial siglo XX seguiría, de este modo, un nuevo siglo XXI virtual definido por el potencial liberador de las nuevas redes capaces de destruir los sistemas caducos de participación ciudadana, mediados tradicionalmente a través del juego de representación de los partidos políticos y las estructuras simbólicas de la ciudad. Sin embargo, lo que las revoluciones digitales de Oriente Próximo ponen de manifiesto es que, si bien las movilizaciones propiciadas desde la Red han desbordado los cauces políticos habituales, el éxito final de las protestas ha dependido, en última instancia, de los mecanismos basados en el despliegue tradicional de los cuerpos en el espacio político.

Convocadas primero a través de Internet o la telefonía móvil, y engordadas después en su arrastre mimético, las masas de manifestantes -no muy distintas de las que ocuparon el espacio público de Occidente en las revoluciones del siglo XIX y XX- han inundado las calles de muchas ciudades árabes o beduinas. El movimiento subversivo, confinado hasta ese momento a los canales inmateriales de la Red, desbordó sus límites hasta expandirse al espacio real, colonizando lugares dotados de gran simbolismo cívico para los ciudadanos -la plaza de Tahrir en El Cairo, la recientemente arrasada plaza de la Perla en Bahréin- y desplegando en ellos las estrategias espaciales anacrónicas -pero no por ello menos eficaces- propias de la tradición revolucionaria moderna. Este salto al espacio real de un movimiento originariamente virtual vino acompañado de una transformación en el ethos colectivo de los manifestantes, conscientes ya de su fuerza como grupo unido, demostrando así que cualquier manifestación en masa, aunque sea pacífica, es el símbolo de una acción potencial, de una violencia retenida que, si fuese necesario, podría ejercerse sobre la realidad. Se trata de un poder físico del que carece cualquier herramienta digital.

La sociología que a lo largo de los últimos años se viene construyendo en torno a las consecuencias del uso de Internet ha insistido en el carácter dinámico y cada vez más fugaz de los intercambios humanos, insinuando que la dependencia creciente del ciberespacio podría suponer, a medio plazo, nuestra metamorfosis en seudocuerpos o almas puras que acabarían volcando toda su energía espiritual en la Red. Esta hipotética conversión de los internautas en ángeles cibernéticos queda refutada por los hechos acaecidos en Túnez o Egipto y los que hoy están ocurriendo en Libia. Al constituirse en movimientos de masas, los levantamientos sociales se han hecho necesariamente materiales, deviniendo una verdadera revolución de personas: cuerpos visibles y completos que, retando al poder constituido, se manifiestan como tales en el espacio público. Si estos cuerpos, finalmente, mantienen su inercia unitaria, su tozudez física a dejarse desplazar por dicho poder, entonces la resolución de esta puesta en escena es, tal y como ha ocurrido, inmediata: si se decide a ejercer la violencia sobre la masa de manifestantes, es el Estado el que gana la partida (recordemos casos análogos como los de Tiananmen, el cruel desalojo de la instant city de los saharauis en El Aaiún o la vesánica represión en Libia devenida ya cruenta guerra civil); si, por el contrario, es el poder estatal el que se muestra vacilante, son los revolucionarios los que se hacen con el triunfo y el régimen ominoso acaba cayendo. Este sentido material, corporal de la revolución democrática en los países árabes se ha podido constatar, desde el origen, en el hecho simbólico que desencadenó todo el proceso: la autoinmolación de un joven vendedor callejero, Mohamed Buazizi, como protesta porque la policía le había arrebatado el carrito de verduras con el que se buscaba la vida. Fue, de este modo, un acto físico, brutal, ejercido sobre su propio cuerpo por un ser humano, y no los angélicos intercambios de sujetos anónimos refugiados en la Red, el que prendió la llama en Oriente Próximo.

Olvidado por la tradición filosófica, el cuerpo ha sido a lo largo de los dos últimos siglos el arma de choque de las revoluciones de Occidente y parece ser que seguirá desempeñando esta función en las nuevas que se avecinan. En un mundo cuya realidad merma de espesor día a día, el cuerpo adquiere un prestigio, un aura mayor cuanto más dudosa sea la condición de lo real. Por otra parte, los roles tradicionales que el espacio público y deliberativo propio de la modernidad desempeñaban en nuestras sociedades están siendo asumidos por un nuevo ciberespacio democrático, que sustituye al antiguo allí donde existía (Occidente) o se instala donde no había ninguno, como en Túnez o Egipto. Junto a este espacio de comunicación -sea virtual o no- existe un segundo espacio: aquel que es el medio propio de la acción revolucionaria de los cuerpos, la tradicional escenografía política que sigue hoy desempeñando sus funciones propias, bien como elemento simbólico (las manifestaciones del Primero de Mayo en Occidente, por ejemplo), bien como verdadera trinchera para el cambio político (desde Tiananmen hasta Tahrir). Como han demostrado los hechos -en El Cairo, en Bengasi, en Bahréin- los agentes cibernéticos pueden ocupar el primer espacio, pero nunca el segundo. De este modo, el destino de los modelos de control político -sean espaciales o virtuales- es entreverarse, contaminarse mutuamente. Para cambiar la realidad no basta con aprovechar las ventajas que la rapidez y la relativa seguridad de la comunicación digital suponen para constituir la opinión pública, sino que esta debe acompañarse necesariamente de la fuerza de la masa ciudadana, dispuesta a ejercer la violencia sin desprenderse, en ningún momento, del aura de la que todavía gozan los cuerpos en la época de su presunta reproductibilidad técnica. Son ellos, no Twitter ni Facebook, los que están derribando a las dictaduras.

Eduardo A. Prieto es filósofo y arquitecto.

domingo, 9 de enero de 2011

La cruz gamada


Esvástica

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Una esvástica decorativa al estilo hindú.
Sauvástica.
Trinacria en la bandera siciliana.
Bandera de la Revolución de la etnia Kuna. El símbolo que aparece sobre la bandera de Kuna Yala no tiene ninguna relación con la esvástica usada por el nazismo. Representa un pulpo, que según la tradición local, creó el mundo.

La esvástica o suástica[1] es una cruz cuyos brazos están doblados en ángulo recto. Puede aparecer de dos maneras:

  • en sentido horario: 卐
  • en sentido antihorario: 卍.

Geométricamente, sus 20 lados hacen de ella un icoságono irregular.

Contenido

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[editar] Etimología

El término español «esvástica» proviene del idioma sánscrito suastíka (que en letra devánagari se escribe स्वस्तिक), que literalmente significa ‘muy auspicioso’, pero también puede significar:

  • bien
  • felizmente
  • con éxito
  • ¡que les vaya bien!»
  • ¡salud!
  • ¡adiós!
  • ¡que así sea!
  • forma de saludo (especialmente al comienzo de una carta).
  • forma de aprobación o sanción.[2]
  • suastí: ‘bienestar, fortuna, suerte, éxito, prosperidad’.
    • su: ‘muy’ y
    • astí: ‘que existe’.

[editar] Etimologías inventadas

Según un diario mexicano, suástica significaría en sánscrito ‘acción originaria del calor’ (!).[3]

Tampoco significa ‘forma bendita’ (que en sánscrito sería bhadra-murti).

Tampoco significa que cada brazo representa a cada uno de los cuatros elementos, uniéndolos así en plenitud.[cita requerida]

[editar] Origen y descripción

Según sir Alexander Cunningham (citado por sir Monier William) se trata de un monograma generado por la conjunción de las letras su astí en caracteres ashoka (anteriores a la escritura devánagari, que son las que desde hace varios siglos se utilizan en la escritura del sánscrito). Según algunos autores esto demuestra que el símbolo no fue creado en esta era, sino aproximadamente en el siglo V a. C., e incluso pudo haber sido anterior. Aunque los visnuistas dicen que la esvástica está eternamente dibujada en una de las cuatro manos del dios Visnú.

Este símbolo, que ha venido apareciendo repetidamente en la iconografía, el arte y el diseño producidos a lo largo de toda la historia de la humanidad, ha representado conceptos muy diversos. Entre estos se encuentran la suerte, el Brahman, el concepto hindú de samsara (reencarnación) o a Sūrya (dios del Sol), por citar solamente los más representativos. En principio la esvástica fue usada como símbolo entre los hindúes. Se menciona por primera vez en los Vedás (las escrituras sagradas del hinduismo más primitivo), pero su uso se traslada a otras religiones de la India, como el budismo y el yainismo.

Una creencia occidental moderna, probablemente apócrifa, sostiene que sólo la esvástica con brazos doblados hacia la derecha es una marca de buena suerte, mientras que la esvástica de brazos doblados hacia la izquierda representa un augurio nefasto. Incluso algunos occidentales la han nombrado arbitrariamente sauwastika, lo cual desde el punto de vista de la etimología sánscrita es un adefesio. No existen pruebas de esta distinción en la historia del hinduismo de la que proviene el símbolo y, no obstante la versión más corriente es la esvástica dextrógira, los hindúes de la India y Nepal siguen usando el símbolo en sus dos variantes. Los budistas casi siempre emplean la forma levógira. A principios del siglo XX el nazismo adoptó la cruz esvástica como emblema y —a raíz de la Segunda Guerra Mundial— en Occidente se identifica mayoritariamente como un símbolo exclusivamente del Tercer Reich, desconociéndose prácticamente su uso pre-nazi.

[editar] Otros nombres

[editar] Otros nombres en español

  • Cruz gamada (en heráldica), ya que cada brazo se asemeja a una letra griega gamma mayúscula (Γ). Asimismo tenemos que en francés es croix gammée, en inglés fylfot, en alemán Winkelmaßkreuz, en holandés hakenkruis y en italiano croce uncinata. Asimismo se usa el término gammadion (de gamma, tercera letra del alfabeto griego).
  • Cruz cramponada (en heráldica), ya que cada brazo se asemeja a una de las púas de un crampón (en francés: croix cramponnée, en inglés: cross cramponned, en alemán: Hakenkreuz, en italiano: croce uncinata, en holandés: weerhakenkruis, en húngaro: horogkereszt).
  • Tetraskel se relaciona con el nombre griego tetraskelion (lit. «cuatro piernas»). Se han encontrado tetraskeles prerromanos (tétrascelas dextrógiros y levógiros) en Vizcaya, en las estelas encontradas en Arrieta, Fórua y Busturia.[4] En Busturia también se ha encontrado una esvástica levógira.

[editar] Otras lenguas

  • Esvástica proviene del idioma sánscrito (hablado antiguamente en la India), concretamente de la palabra suasti, que significa «bienestar». El término se divide en el adverbio su («bueno» o «muy») y asti (tercera persona singular del verbo asti [‘ello es’]). Una traducción literal sería «conductivo al bien-estar».
  • Wan, en chino, se le relaciona con el número 10.000 por analogía léxica. La esvástica es utilizada como un carácter chino más de las respectivas adaptaciones de wanzi (卍字). Wan con el sufijo zi (que significa ‘grafía’) se deriva manji (卍) en japonés y manja (만자) en coreano.

Además hay otros símbolos que tienen cierto parecido con la esvástica, como el triskel o trinacria (del griego triskelion) usado como emblema de la isla de Man o de Sicilia y recurrente motivo celta. Posteriormente el lauburu vasco, de brazos curvos, reanimación moderna lábaro cántabro, será también visualmente reminiscente de la esvástica.

[editar] Otras formas

[editar] En el arte y la arquitectura

Vaso celtíbero del siglo II o I a. C. hallado en Numancia, decorado con una esvástica (MAN, Madrid)

La esvástica es un motivo bastante común en la cultura Romana y el arte de la India de nuestros días, así como en la arquitectura del pasado, habiendo sido representada en mosaicos, frisos y otras obras del mundo antiguo.

Motivos de esvásticas del pavimento de la catedral de Amiens

Símbolos similares en la arquitectura occidental clásica incluyen la cruz, el triskel (tres piernas dobladas unidas por su parte superior), y el lábaro cántabro del norte de España. La esvástica también recibe en este contexto el nombre de gammadion (que proviene de gamma, la tercera letra del alfabeto griego). En el arte de China, Corea y del Japón, a menudo puede hallarse la esvástica como motivo que se repite continuamente (algo que lejanamente puede recordar un patrón en greca). Uno de estos motivos, llamados sayagata en el arte textil japonés, incluye esvásticas y sauvásticas que se unen mediante líneas.[5] Símbolos esvasticoides se han encontrado abundantemente en las ruinas de Troya.

Ya en Occidente, en el arte romano, románico y gótico la esvástica como figura aislada se encuentra raramente, pero se halla con más frecuencia como patrón que se repite en la decoración de bordes o superficies. Algunos de los teselados del suelo de la catedral de Amiens presentan motivos de esvásticas entrelazadas o unidas.[6] Los bordes adornados con grecas de esvásticas unidas eran comunes en la arquitectura romana[7] y pueden verse también en edificios de estilo neoclásico.

[editar] En la religión y la mitología

[editar] Hinduismo

La esvástica se encuentra por todas partes en los templos de la religión hindú, así como en símbolos, altares, escenas e iconografía en India y Nepal, tanto en el pasado como en nuestros días. En el hinduismo, los dos símbolos representan las dos formas del Brahman (el concepto impersonal de Dios). En sentido de las agujas del reloj representa la evolución del universo (pravritti), representada por el dios creador Brahmá, mientras que en sentido antihorario representa la involución del universo (nivritti), representada por el dios destructor Śiva. También se puede ver de qué manera apunta hacia los cuatro puntos cardinales, simbolizando así estabilidad. Su empleo como símbolo solar puede verse en la representación de Sūrya, dios del Sol para los hindúes. Viene usándose como señal de buena suerte. También se concibe como un símbolo de poder y son populares las versiones que asemejan la esvástica a la figura de un hombre. Hasta hoy se utiliza en los yantras y en motivos religiosos hindúes. Puede apreciarse en los muros de los templos por todo el subcontinente indio. También puede encontrarse en las notas que acompañan los regalos personales y en el encabezado de las cartas. La esvástica se tiene por un símbolo sagrado y de buen auspicio entre los hindúes. Se usa normalmente en la decoración de todo tipo de elementos relacionados con la cultura hindú. El dios Ganesha está asociado con el símbolo de la esvástica. Su uso está ampliamente extendido en la India y Nepal.

[editar] Budismo

Sauvástica en un templo budista coreano

En el budismo la esvástica se usa en posición horizontal (a diferencia de la esvástica nazi, que aparece rotada 45 grados en la bandera del Reich). Al menos desde la Dinastía Liao forma parte de la escritura china (como 卍 (en pinyin: wan4), simbolizando el carácter 萬 (wan4) quiere decir ‘todo’, y ‘eternidad’, y como 卐 que apenas se usa.) Las esvásticas (girando a derecha o a izquierda) aparecen sobre el pecho de algunas estatuas de Buda. Debido a la asociación de la esvástica dextrógira con el nazismo, las esvásticas budistas son casi todas levógiras desde mediados del siglo XX. Este tipo de esvástica puede hallarse a menudo en los envases o envoltorios de comida china para indicar que tales productos son vegetarianos y pueden ser consumidos por budistas estrictos. Esta misma marca se encuentra en los cuellos de ropa usada por niños chinos para protegerlos de malos espíritus. La esvástica también significa los 4 elementos que son: fuego, agua, viento y tierra.

[editar] Jainismo

En el jainismo el motivo de la esvástica se combina con el de una mano.

[editar] Cristianismo

Algunas iglesias cristianas románicas y góticas contienen cierta decoración de esvásticas, reminiscencias de motivos romanos anteriores, ya que los cristianos la usaban para disimular una cruz y así evitar la persecución.

Según investigadores, como John Cooper, señalan que en tiempos medievales se podía encontrar en diversos templos en Europa, la figura de gammadión, una cruz formada por cuatro letras gamma (Γ) imitando la forma de la esvástica, representando a los cuatro redactores de los evangelios canónicos, libros principales del cristianismo, siendo el centro, el símbolo de Jesús de Nazaret.[8]

Otros autores, como Guillermo Alfredo Terrera, señalan que hay evidencias de que ciertos grupos cristianos utilizaron esvásticas dextrógiras, que colocaron en sus tumbas y monumentos, al menos durante los primeros siglos de expansión cristiana en el continente europeo, pudiendo encontrarse en lugares tan diversos como la Basílica de Mérida o la catedral de Notre Dame de París.[9]

[editar] Judaísmo

El suelo de la sinagoga de Engedi, construido durante la Judea romana, se decoró con un mosaico de esvásticas.[10]

[editar] Otras partes de Asia

Sauvástica budista en una campana de bronce en Japón

En el Japón la esvástica es un antiguo símbolo religioso que recibe el nombre de manji. Como tal, aparece con cierta frecuencia en productos japoneses exportados a Occidente, como historietas y productos derivados de ellas.

Debido a su parecido con la esvástica nazi, las cartas tuvieron que alterarse en sus traducciones para países occidentales. En los mapas callejeros de las ciudades japonesas, el ícono de una esvástica levógira indica un templo budista.

[editar] Antiguas tradiciones indoeuropeas

En la religión ancestral protoindoeuropea, la esvástica o rueda solar a menudo representaba al sol y su poder. Se ha relacionado con la cruz solar (un símbolo parecido a la cruz celta pero con los brazos de igual longitud) y asimismo existieron combinaciones de ambos. En la mitología germánica, la esvástica también representa poder e iluminación, de ahí que se asociase a los dioses del trueno como Thor (la esvástica era el símbolo de Mjolnir, el martillo de Thor), en la mitología nórdica, y Taranis, en la mitología celta. En Irlanda, una rueda solar semejante se conoce como cruz de Brigit y se usa para alejar el mal.

[editar] En la Europa de inicios del siglo XX

Logo de una edición de 1911 de Kipling

El autor británico Rudyard Kipling, sumamente influenciado por la cultura de la India, tenía una esvástica en la cubierta de todos sus libros hasta que el surgimiento del nazismo lo hizo poco conveniente.

También los boy scouts lo usaron como símbolo. Según Johnny Walker,[11] los scouts empezaron a usarlo en el primer Thanks Badge que data de 1911. El motivo de la Medalla al Mérito, diseñado por Robert Baden-Powell en 1922, como signo de buena suerte al que la recibiera, añade una esvástica a la flor de lis de los Scouts. Al igual que Kipling, Baden-Powell probablemente conoció este símbolo en la India. En 1934 muchos scouts solicitaron que se cambiase la insignia debido a que el partido nazi ya usaba la esvástica. En 1935 se lanzó una nueva medalla al mérito sin la esvástica.

Escarapela de la Fuerza Aérea Finlandesa entre 1918 y 1945.

Entre 1918 y 1945 la Fuerza Aérea Finlandesa empleó la esvástica como distintivo nacional oficial. La organización Lotta Svärd también la usó. Una esvástica azul fue marca de buena suerte empleada por el conde sueco Erich von Rosen que durante la Guerra Civil Finlandesa donó el primer avión al Ejército Blanco Finlandés. No existe conexión con el uso nazi de la esvástica. Todavía aparece en muchas medallas finlandesas, disimulada visualmente.

La compañía sueca ASEA, hoy parte de Asea Brown Boveri, desde el siglo XIX hasta 1933 tuvo en su logotipo una esvástica que fue finalmente eliminada. En Letonia una esvástica conocida como Cruz del trueno o Cruz de fuego fue el distintivo de la Fuerza Aérea Letona. También fue usado por el movimiento fascista letón Perkonkrusts (Cruz del Trueno), así como por organizaciones no políticas.

Swastika es el nombre de una pequeña comunidad del norte de Ontario, Canadá. Está situada a unos 580 km de Toronto y a 5 km del lago Kirkland. El pueblo se fundó en 1906 y, a raíz del descubrimiento de yacimientos auríferos, se forma la Swastika Mining Company en 1908. Durante al Segunda Guerra Mundial el gobierno de Ontario quiso cambiar el nombre del pueblo pero la población se opuso.

En Windsor (Nueva Escocia), entre 1905 y 1916, hubo un equipo de hockey sobre hielo llamado Los Swastikas y sus uniformes mostraban ese símbolo. Equipos con el mismo nombre los hubo también en Edmonton (Alberta), en torno a 1916, y en Fernie (Columbia Británica), alrededor de 1922.

[editar] En América

[editar] En Estados Unidos

Tapiz navajo de principios del siglo XX con motivos de esvásticas

Para muchas de las tribus nativas norteamericanas, especialmente para los Hopi de Arizona, la esvática simboliza la migración, realizada en oportuinidad de la llegada de los hombres al cuarto mundo a través del sipapu o la ‘vagina de la tierra’. El dios Massaw (el creador) indicó a los recién llegados a migrar en las cuatro direcciones o rincones de la tierra para aprender de la vida. Se dice también que fueron las cuatro razas quienes migraron: los blancos al norte, custodios de fuego; los rojos al este, custodios de la tierra; los negros al oeste, custodios del agua y los amarillos al sur, custodios del aire. La migración o diáspora es simbolizada por la esvástica dextrógira (gira en el sentido de las agujas del reloj). Por el contrario, la reunificación de las razas es simbolizada por la rotación levógira (en contra). Poco después de estallar la Segunda Guerra Mundial, varias naciones indígenas norteamericanas como los Navajos, Apaches, Tohono O'odham y Hopi difundieron un decreto proclamando que no volverían a usar la esvástica en su artesanía. Esto se debió a que el uso de la esvástica había llegado a tener un significado maligno. El decreto lo firmaron representantes de estas tribus. He aquí el texto del decreto:

Ya que el mencionado ornamento, que ha sido durante siglos símbolo de amistad entre nuestros antecesores, ha sido profanado recientemente por otra nación.
Por tanto establecemos que de aquí en adelante y para siempre nuestras tribus renuncian al uso del emblema conocido comúnmente como esvástica o fylfot en nuestras mantas, canastas, objetos de arte, vestido y pinturas de arena.
Columnas de la estación Retiro de la línea Mitre

[editar] En Argentina

La estación ferroviaria de Retiro en la ciudad de Buenos Aires fue, al momento de su construcción, una de las estaciones más grandes del mundo, por esta razón se puso especial esmero en su construcción en la primera década del siglo XX. Las columnas de su fachada están decoradas con esvásticas entrelazadas por las puntas.

[editar] En Perú

La cultura mochica o moche (entre los siglos II a. C. y VII d. C.), que se desarrolló en gran parte del norte de Perú, es conocida como «vencedor del desierto».[cita requerida] Estos antiguos peruanos fueron hábiles constructores de pirámides y conductos hidráulicos, además de conocedores de la metalurgia y grandes ceramistas. En el museo de sitio Huaca Rajada de Sipán, ubicado en el distrito de Zaña, en el departamento costero de Lambayeque, 900 kilómetros al norte de Lima, se exhiben una serie de cerámicas, entre los que destaca una vasija con la figura de una esvástica o cruz gamada (una cruz con los brazos doblados).

Fue encontrada por los arqueólogos cerca de la base de la pirámide mayor. La esvástica está dibujada con pintura de carbón en la cerámica. Para la cultura andina representó un «elemento geométrico del movimiento permanente de los ciclos de la vida», según Walter Alva, descubridor del Señor de Sipán (un antiguo monarca peruano). «La esvástica que identificó al nazismo de Adolf Hitler en Alemania fue mal usada en Europa, pero para la cultura andina es un símbolo del dios del viento y el agua. No tiene ninguna connotación política», añadió Alva. Para Luis Chero —director del museo Huaca Rajada—, la esvástica estuvo relacionada con el vuelo de las aves. «Es un paralelismo cultural, pero eso no significa que haya habido algún contacto [con culturas de otras partes del mundo]».[12]

[editar] En Panamá

La esvástica forma parte de los motivos ornamentales tradicionales de algunas nacionalidades indígenas del Panamá actual, como por ejemplo los Kuna Yala. Por ejemplo en el archipielago de San Blas, territorio de la nacionalidad kuna, se puede observar una bandera color naranja con una una cruz esvastica en el centro de color negro en sentido antihorario.

[editar] En la Alemania nazi

La esvástica en la bandera de la Alemania Nazi.

Para muchos occidentales, la esvástica se asocia primordialmente con el nazismo en particular y con el fascismo en general.

Los nazis adoptaron la esvástica en 1920 pero ésta ya estaba en pleno uso como símbolo entre los movimientos nacionalistas alemanes völkisch, los cuales poseían ciertas veleidades místico-esotéricas. Por este motivo, lo vieron apropiado para adoptarlo como símbolo de la «raza aria». El uso de la esvástica como símbolo de la «raza aria» se remonta de nuevo a escritos de Emile Burnouf. Tras muchos otros escritores, el poeta nacionalista alemán Guido von List lo consideró para ser un símbolo únicamente ario. Hitler se refirió a la esvástica como el símbolo de la «lucha por la victoria del hombre ario» (en el libro Mein Kampf).

Algunos autores sostienen que lo que inspiró a Hitler para usar la esvástica como símbolo del NSDAP fue su uso por la Sociedad Thule (Gr. Thule-Gesellschaft) ya que había conexiones entre ellos y el Partido Obrero Alemán (DAP). Desde 1919 hasta el verano de 1921 Hitler utilizó la biblioteca especial del Dr. Friedich Krohn, un activo miembro de la Sociedad Thule. El Dr. Krohn fue además el dentista de Sternberg, quien fue nombrado en Mein Kampf por Hitler como el diseñador de una bandera muy similar a una que Hitler diseñó en 1920.[cita requerida] Durante el verano de 1920, la primera bandera del partido -hecha de forma casera- fue mostrada en el lago de Tegernsee.

Wlofgang G. Jilek[13] dice:

La primera vez en que la esvástica fue usada con un significado ario, fue el 25 de diciembre de 1907, cuando la autodenominada Orden de los Nuevos Templarios, una sociedad secreta fundada por Adolf Joseph Lanz von Liebenfels, izó una bandera amarilla con una esvástica y cuatro flores de lis en el castillo de Werfenstein (Austria).
Esvástica de la Sociedad Thule

Los teóricos nazis asociaron el uso de la esvástica con sus tesis que afirmaban la ascendencia cultural del pueblo alemán de la llamada raza aria. Los nazis creían que los primeros arios de la India, de cuyas tradiciones védicas surge la esvástica, fueron el prototipo de invasores de raza blanca, cooptando así el símbolo como un emblema de la supremacía blanca.

Los nazis utilizaron la esvástica negra (o Hakenkreuz) dentro de un círculo blanco sobre fondo rojo, siendo el negro, el blanco y el rojo los colores de la antigua bandera del Imperio alemán. Los nazis también usaron la esvástica desprovista de tales círculos y fondo. Adolf Hitler escribió también en su libro que el diseño final le fue sugerido por un gran número de correligionarios nazis.[cita requerida]

Se encuentran con frecuencia dos versiones de la esvástica nazi. Una de ellas es levógira. La otra es su imagen especular dextrógira. Aunque los nazis no parecen haber atribuido distinciones simbólicas a ambas variedades, la última es de uso más común. En ambas la cruz aparece girada 45°.

En nuestros días, el simbolismo de la esvástica ha sido adoptado por los neonazis. Consecuentemente, el empleo de la esvástica fuera de un contexto histórico se considera tabú en casi todo el mundo. En la actualidad, la legislación alemana prohíbe y sanciona el uso en público de la cruz gamada y otros símbolos nazis.[14]

Para centenares de millones de personas, la esvástica se asocia con conceptos y prácticas que nada tienen que ver con el nazismo y por eso es de uso corriente principalmente en países no occidentales.

[editar] Origen de la esvástica

[editar] Hipótesis antropológicas

Sauvástica en un mosaico romano del siglo II d.C. hallado en Túnez

La frecuencia con que es usada la esvástica se explica por el hecho de que es un símbolo sencillo y atractivo que puede aparecer sin dificultad en cualquier civilización que haya desarrollado la cestería (aunque no necesariamente, puede aparecer de otros modos), y de ahí expandirse con facilidad, debido a los contactos entre unos pueblos y otros. La esvástica sería un diseño muy repetido, creado por los bordes de las cañas o juncos usados para fabricar una cesta de base cuadrangular. Otras teorías intentan demostrar que se produjo una transmisión del símbolo de unas culturas a otras. También existe quien se ha servido de las teorías de Carl Jung, más concretamente del inconsciente colectivo, para explicar la presencia de la esvástica en lugares tan distantes.

Mientras que la existencia de la esvástica en América puede ser explicada por la teoría de la cestería, este hecho debilita enormemente a la teoría de la difusión cultural. Aunque ha habido quien ha tratado de explicar esto mediante la suposición de que fue transmitida por alguna temprana civilización marina de Eurasia, el desarrollo separado pero paralelo del símbolo es la explicación más aceptada por los antropólogos.

El nacimiento de la esvástica se ha considerado a menudo relacionado con el de otros símbolos con forma de cruz, así como con la «cruz solar» de las religiones primitivas de la Edad del Bronce.

[editar] Hipótesis astronómica

Visión de un cometa con movimiento de rotación en función de la posición de su eje respecto al observador.

Aparte de las hipótesis antropológicas clásicas existe también una hipótesis astronómica del origen de la esvástica. Esta fue formulada por el astrónomo estadounidense Carl Sagan. Según Sagan, es inexplicable que este símbolo haya sido usado a lo largo de la historia por muchas civilizaciones distantes entre sí y que no habrían tendido ningún vínculo de unión, a menos que se considere la posibilidad de que se trate de un símbolo resultante de una experiencia común que tuvieron todos estos pueblos. Para Sagan, esta experiencia únicamente podría provenir del cielo: podría ser la visión de algún astro peculiar o bien la visión de alguna anomalía atmosférica. Sagan opinaba que el origen probable de la esvástica era el acercamiento de un cometa con movimiento de rotación de tal manera que su eje quedara orientado hacia el observador terrestre.[15] Varios científicos[cita requerida] han señalado al cometa Encke como el más probable candidato para ello.

Sin embargo, los críticos de esta hipótesis señalan que es altamente improbable que tal suceso se produjera,[cita requerida] y creen que se puede explicar la utilización de la esvástica desde un punto de vista meramente terrestre.

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1. Buscon.RAE.es (artículo «Esvástica» en el Diccionario panhispánico de dudas, donde explica que en algunos lugares de América (aunque sólo da un ejemplo de un texto mexicano) se escribe «suástica»; también le da la etimología sánscrita; consultado el 4 de abril de 2008).
  2. Según el Rig vedá y otros textos, citados por el Sanskrit-English Dictionary (1899) del sanscritólogo británico Monier Monier-Williams (1819-1899).
  3. Oem.com.mx (peregrina etimología de suástica, en el periódico mexicano Diario Xalapa).
  4. La estela prerromana en Bizcaia
  5. JAANUS / sayagata 紗綾形
  6. Amiens Cathedral
  7. http://romanbristol.tripod.com/avon/tockington.html
  8. Esvastica: Origen y evolución del símbolo: Ciencia.net: Noticias científicas, artículos científicos sobre matemáticas, física, química, astronomía
  9. «Mazhuka Evolution - Offline».
  10. Ein Gedi: An Ancient Oasis Settlement
  11. «Johnny» Walker's Scouting Milestones Pages: The Fleur-de-lis and the Swastika
  12. Andina.com.pe («Perú puede sorprender al mundo con nuevos hallazgos arqueológicos»).
  13. Aspectos semióticos y efectos psicofisiológicos de los símbolos totalitarios: Las banderas nazi y comunista. Banderas, boletín de la Sociedad Española de Vexilología, nº 61, 1996
  14. § 86a Verwenden von Kennzeichen verfassungswidriger Organisationen
  15. Carl Sagan y Ann Druyan: Cometa (496 págs.). EE. UU.: Ballantine Books, 1997; ISBN 0-345-41222-2.

[editar] Enlaces externos

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