domingo, 1 de agosto de 2010

El socialismo de Pol Pot

Baldomera Vásquez
Sábado, 31 de julio de 2010
El rasgo principal del socialismo camboyano fue el igualitarismo económico radical. Eliminó de raíz la propiedad privada, el mercado y el dinero. Estableció la cooperativa agrícola como la unidad básica de producción
En el remolino de informaciones internacionales, incluyendo las alucinaciones de Fidel Castro sobre la guerra nuclear que anunció para el día de la final del mundial de fútbol, pasa inadvertida la sentencia de un tribunal de la ONU condenando a Kaing Guek Eav a 35 años de cárcel. Duch, alias de Kaing, fue uno de los integrantes del equipo del régimen socialista que se implantó en Camboya en 1975, luego del triunfo de la guerrilla de los Jemeres Rojos que liderizó Pol Pot -el Frankestein fabricado por Mao a su imagen y semejanza.
Consideramos que sería imperdonable permitir que desaparezca de la memoria histórica de la humanidad, la muerte de cerca de dos millones de inocentes que fueron aniquilados por el socialismo polpotiano. En solidaridad con ellos, y para repudiar en voz alta tanto a verdugos como a seguidores de ese régimen criminal, vamos a describir las características más sobresalientes de aquel experimento socialista que devastó Camboya entre 1975 y 1979.
El rasgo principal del socialismo camboyano fue el igualitarismo económico radical. Eliminó de raíz la propiedad privada, el mercado y el dinero. Estableció la cooperativa agrícola como la unidad básica de producción de la nueva organización socio-económica. Según los jemeres rojos, sería la propiedad social de dichas cooperativas el pivote del cual emergería la “nueva civilización socialista” y que, según ellos significaría el “fin de la explotación, de la dominación imperialista y de la desigualdad social” (Heller A. El Péndulo de la Modernidad. Península. 1994, p. 197-233). Para impedir la reproducción del capitalismo y de los corruptos valores de la civilización occidental, fueron extirpadas las instituciones sociales consideradas instrumentos de esa reproducción: la familia y la religión fueron abolidas.
El socialismo camboyano liquidó casi la cuarta parte de la población del país. Ante semejante genocidio, la izquierda comunista, ex-comunista o socialista democrática ha sido consecuente en su conducta de no darse por enterada (los cínicos dicen que allá no había socialismo, sino “capitalismo de estado”).
La mayoría, nunca escribe ni analiza el infame legado de Pol Pot. Como para ellos el mal sólo proviene del capitalismo, esos hechos criminales simplemente no existen porque los socialistas siempre gobiernan orientados por principios humanistas de igualdad y solidaridad con los pobres. Principios que les permite cubrirse con un manto de superioridad moral que los hace inmunes a cualquier cuestionamiento aunque esté soportado en mortandades reales.
Otros, justificaron la matanza. Así, el lingüista estadounidense Noam Chomsky -ídolo de la izquierda mundial- en 1980 explicaba las centenares de miles de víctimas por las enfermedades que había causado la guerra provocada que el imperio norteamericano. Para él, las muertes por las hambrunas masivas no habían sido causadas por la irracionalidad del sistema socialista establecido por los guerrilleros jemeres rojos.
Los peores, sin duda son los seguidores de aquel monstruoso régimen. Uno de ellos, el jefe de las guerrillas comunistas de los 60 en Venezuela, Douglas Bravo. El fundador del Partido de la Revolución Venezolana (PRV) de ideología maoísta, admitió en 1978 las relaciones con el Partido Comunista de Camboya (creado en 1960 por Pol Pot) y su apoyo a “las luchas libradas por el pueblo camboyano contra el imperialismo y por la construcción del socialismo” (Conversaciones con Douglas Bravo. Ateneo. 1978. p. 211).
Bravo en otra entrevista afirmó que el presidente Chávez formó parte de su organización cuando estaba en el seno de las Fuerzas Armadas (Garrido A. "La historia secreta de la revolución bolivariana". Editorial Venezolana C.A. 2.000, p.335-365). Y éste daría una confirmación indirecta de su afiliación al PRV, el 30 de enero de 2005 en su discurso en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, al afirmar: “Yo soy maoísta desde que ingresé a la Academia Militar” (1).
Esta es la raíz de innegable inspiración maoísta que tienen las comunas del socialismo del siglo XXI que, como alternativa al capitalismo, propone el gobierno de Chávez en Venezuela. Si se concretan, llegaremos al mismo infierno al que el guerrillero comunista Pol Pot condujo a Camboya.
1) Forumsocialmundial.or

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