viernes, 29 de mayo de 2009

Los venezolanos discuten



Roberto J Lovera De Sola

Jueves, 28 de mayo de 2009

(Exposición hecha en el Círculo de Lectura de la Asociación de Vecinos de La Lagunita, en su sesión de la tarde del miércoles 6 de mayo de 2009).
“Crisis: mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya sea para agravarse el enfermo; o una situación en que está en duda la continuación, la modificación o el cese”.
Helena Arellano Mayz: ¿Murciélago o mariposa?,ed. 2005,p.31


Es necesario para los venezolanos más que discutir dialogar sobre sus problemas actuales. Pero la gravedad de los sucesos nos obligan a la ponderación, sobre todo en este momento en que estamos ante la disolución constitucional del país. Debemos hacerlo pero sin exaltación porque esta no nos lleva a ningún lugar. Solo el Poseso, que dice el gran Zapata, el “locato Papa Upa” como lo llama de Eduardo Liendo (El ultimo fantasma. Caracas: Alfagura,2008,p.43 y 83) es el único que gana. El y su cohorte de mediocres.
Esa ponderación que nunca se nos debe extraviar es la misma que aconsejó el Libertador, la que reconoció en el ecuatoriano José Joaquín Olmedo(1780-1847) cuando le dijo(San Carlos: junio 13,1821): “La carta de Vd. está marcada por el sello de la razón: ella muestra un hombre sensato, que ve con perspicacia y juzga con reposo; que alcanza a descubrir el verdadero valor de las cosas que maneja, y sabe conjurar las tempestades que le amenazan, mostrándose superior a cuanto podría agobiar a otro”(Escritos del Libertador. Caracas: Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1988,t.XX,p. 154).
Pero ese diálogo deben hacerlo mucho los venezolanos pero sin gritar porque haciéndolo no se escuchan los unos a los otros y eso es necesario.
Nuestro programa colectivo de acción debe ser realizado dentro de los parámetros de la no-violencia que fue la que produjo no sólo dos grandes líderes en el siglo XX, Gandhi y Luther King, sino dos grandes procesos sociales, de inmensas consecuencias.
Así la búsqueda de nuestra salida, necesaria, imposible de no alentarla en estos días, debe ser siempre pacífica, constitucional y electoral.
El programa de acción debe basarse en la busca de la impostergable unidad nacional, hay que poner fin a la división e instalar la reconciliación de todos.
Ese programa debe ser bien trazado y cuidadosamente concebido a través del diálogo de todos, de las comunidades, desde ellas al país.
Ello nos debe llevar a la vertebración de un movimiento opositor coherente, cosa que no hemos logrado hacer hasta hora por la impericia de los viejos carcamales de la política quienes desean a través de los ciudadanos disidentes de hoy volver a llegar al poder para retornar hacer todo lo malo que hicieron, fueron ellos lo que destruyeron la democracia. Pero ellos, eso no hay que perderlo de vista, ya no volverán, la llamada Cuarta República terminó, hoy es solo historia y esta no se repite.
Todos deben al unísono actuar a favor de la comunidad y oponerse a Chávez porque no hay que olvidar que la democracia es nuestro sistema de vida, asentado plenamente gracias al “Decreto de Garantías”(agosto 18,1863) y a la gran marcha, del “Día de la democracia”(Manuel Caballero), el 14 de febrero de 1936, en la cual participaron todos los adultos, hombres y mujeres, que vivían en Caracas.
El programa de acción que requerimos está en la Constitución de 1999.
La edificación del futuro, sobre el cual todos preguntan, está ya expresado tanto en Plan Consenso país, elaborado por Diego Bautista Urbaneja y Pompeyo Márquez o en las sensatas proposiciones de los autores del volumen Como construir un país en nuestro tiempo(Caracas: Fundación Francisco Herrera Luque,2005.192 p.): José Gabaldón Anzola, Alberto Quirós Corradi, Luis José Uzcategui, Ana Teresa Torres, Ruth Carriles, Mercedes Pulido, Ramón Duque Corredor, Orlando Ochoa y James O. Rodner.
SOCIALISMO
Es necesario, para oponerse bien a este régimen autoritario y marcadamente antidemocrático, conocer bien sus bases de sustentación ideológica. Hay que conocerlas aunque es errado todo lo que propone Chávez y su gente, nunca se les puede llamar equipo dada sus incoherencias y falta de preparación, son más bien un pelotón que obedece, olvidan que los habitantes de nuestro país dejaron de ser un rebaño hace mucho tiempo, que saben pensar y se dan cuenta, pese al desconcierto de estos días, de lo que sucede.
De allí que lo ideológico de Chávez y el chavismo debe ser estudiado, con atención. Tenemos un primer insumo insustituible: el libro de analista histórico político mexicano Enrique Krause: El poder y el delirio(Caracas: Alfa, 2008. 373 p.) que no es sólo uno de los mejores estudios del chavismo hechos, después de los de Manuel Caballero, sino que es una de las grandes obras sobre la Venezuela de estos días, el hecho de ser su autor extranjero le añade un ángulo de observación mayor.
Pero para penetrar en el chavismo debemos darnos cuenta que su revolución no es tal. La idea de revolución ha sido usurpada siempre por los regímenes fascistas, como el Chávez, como bien lo demuestra el análisis de esta tendencia hecho por el politólogo y buen historiador español Raul Morodo(Enrique Tierno Galván y Fernando Pessoa, dos maestros del pensamiento ibérico. Caracas: Monte Ávila Editores, 2007,p.170).
Es por ello que el análisis de la ideología chavista, la llamamos así aunque no creemos que exista, lo que hay es un batiburrillo de marxismo mal entendido y de idea postmodernas apenas entendidas, porque las bases del postmodernismo son bien complejas, lo saben bien quienes las han estudiado con sentido.
Hay que volver a estudiar el socialismo, la idea que impregna, desde los años cuarenta del siglo XIX, una parte del debate político e ideológico del mundo. Hay que hacerlo sin tener miedo, sin temer el horror que nos llega de la contemplación de lo que fueron los regimenes del socialismo autoritarios, impulsados desde la URSS desde 1917, proyecto que cayó por su propio peso como todos los sabemos.
Para entender el socialismo hay que partir de las ideas de Gracchus Babeuf(1706-1797), el creador del socialismo en los días de la Revolución Francesa. Pero sus ideas no tuvieron eco entonces. Babeuf terminó en la Guillotina. Sus ideas fueron comprendidas ya en los años treinta del siglo XIX cuando en verdad apareció el socialismo utópico en la arena pública.
El socialismo utópico es el pre-marxista. Fue el gran movimiento humanista del siglo XIX, no llegó al poder como tampoco lo logró Carlos Marx(1818-1883), quien seguramente nunca se lo planteó, de hecho era un mal político, prefería estar encerrado en su biblioteca escribiendo, eso era lo suyo: el del oficio del pensador.
Durante el socialismo utópico se hace necesario estudiar las iniciativas del británico Robert Owen(1771-1858), las de los galos Saint Simón(1760-1825), Flora Tristán(1803-1838), inventora del lema “proletarios del mundo uníos” que siempre se atribuye a Marx, Charles Fourrier(1772-1837) y en Italia de Etienne Cabet(1788-1856).
SOCIALISMO AQUI
Y hay un hecho más: en la Venezuela de Chávez, con quien se ha vuelto a hablar de socialismo y de marxismo entre nosotros, y sobre todo de algo que no existe en la teoría política, “el socialismo del siglo XXI”. Esto sería asunto largo e interesante de analizar. Sólo queremos recomendar una cosa: el socialismo fue vencido, cayó, es historia. No puede ser revivido. Sólo los dinosaurios marxistas, esos viejitos de pelo blanco, personas derrotadas, tanto que ni siquiera logaron llegar nunca ni a ser diputados en lo que ellos denominan la “Cuarta república”, esos que siguen a Chávez y aparecen en el Canal Sur o en Venezolana de Televisión o en Vive TV, son los que esperan que la noticia de la caída del Muro de Berlín sea rectificada. Nada de ello es posible. El devenir no es hacia atrás sino hacia adelante. Pero pese a ello la única forma de rebatir a estos matusalenes es volviendo a estudiar, lo que nosotros recomendamos, todo el movimiento socialista, que se inició en Francia en los años cuarenta del siglo XIX, que hecha sus raíces en las ideas de Gracchus Babeuf, eso que se denominó el socialismo utópico, el nombre se lo puso Federico Engels (1820-1895) para diferenciarlo del socialismo científico que cultivaban Marx y él. El socialismo utópico que fue, repetimos, una de las grandes corrientes humanísticas del siglo XIX, tanto que a través de una de sus más bellas figuras, Flora Tristán, dio materia a Mario Varga Llosa, siempre apasionado de estos asuntos, para escribir su magnífica novela El paraíso en la otra esquina (Bogotá: Alfaguara, 2003. 485 p.). Recomendamos por ello, para poder realizar una polémica intelectual serena y sensata, un buen conocimiento del socialismo y del marxismo.
FASCISMO
Pero además hay que estudiar y explorar ahora, está engolfado dentro de una errónea exposición del socialismo a la que asistimos, aquello que es lo que define al chavismo: el fascismo, como lo puede comprobar bien que siga sus pasos y conozca el desarrollo del fascismo que aquí nos ha llagado por la vía Mussolini-Hitler-Stalin-Castro. Los mejores argumentos sobre este punto los desarrolló a tiempo, en 1998, Manuel Caballero en Contra el golpe, la dictadura militar y la guerra civil (Caracas: Catalá Editor, 1998. 173 p.) y hace poco el mexicano Enrique Krause en El poder y el delirio. La única forma de enfrentar este debate, como se puede observar, es esgrimiendo argumentos históricos bien comprobados. Sobre el fascismo será de utilidad la relectura de dos obras bastante esenciales sobre ese modo político, vencido por el poder de las armas en la Segunda Guerra Mundial. Nos referimos a la de Ernst Nolte: El fascismo en su época.(Madrid: Ediciones Península, 1967. 615 p.) y al de Stanley G. Payne: El fascismo.(Madrid: Alianza Editorial, 1982. 248 p.).
Y también el fascismo terminó. Y es insólito que se le haya revivido en Italia, uno de los países que lo sufrió, que los italianos hayan olvidado su historia, a través de Silvio Berlusconi, un personaje demasiado parecido a Chávez como se puede ver en los ensayos que sobre este político escribió Umberto Eco en su libro A paso de cangrejo(Caracas: Debate, 2007. 389 p.) cuya lectura tan inquietud despertó entre nosotros porque nuestros lectores descubrieron al repasar sus interesantes páginas el paralelismo Chávez-Berlusconi.
LOS PERSONAJES DEL PASADO
Y en lo que se refiere a los personajes del pasado, sobre todo los de la historia de Venezuela, en cuyo examen se han engendrado lo que denominamos las “falacias del chavismo”, debemos utilizar no argumentos políticos sino los propios del discurso de la historia porque no podemos utilizar los personajes históricos, seres de un lugar y un tiempo, como un arma política porque así no pueden ser entendidos. Las falacias históricas del chavismo, e incluso la de algunos intelectuales de la oposición porque ahora existe también el bolivarianismo escuálido, pernicioso porque es anti-histórico también, sólo pueden ser respondidas con argumentos de la historia pero utilizados desde el punto de vista histórico. Esta para rebatir la falsa interpretación del socialismo, colocar nuestra historia en su cauce, desmentir la especie de que el Libertador fue socialista, tendencia que no existía en su tiempo. Bolívar fue, sobran las pruebas para demostrarlo, un Ilustrado, un seguidor de las ideas y autores Enciclopedistas. Y terminamos esta parte con una bautade: el único contacto que Simón Bolívar tuvo con el socialismo fue cuando conoció a la bebe Flora Tristán en el París de 1804, cuyas papás eran queridos amigos suyos.
CUATRO PENSADORES
El estudio de estos tópicos, demasiado importantes para la Venezuela de hoy, para el debate político, es examinar el siglo XX. Esta centuria se sostiene sobre las obras de cuatro grandes pensadores: Marx, Sigmund Freud(1856-1939), Albert Einstein(1879-1954) y Federico Nietzche(1844-1900). Los tres primeros judíos, cosa nada casual dada la potencia de la cultura semita. El último, Nietzche luterano pero muy influido por las ideas hebreas, le gustaba mucho tocar en el piano a Félix Medelssohn, compositor judío, como un día lo comprobó su amiga la notable y perturbadora Lou Andras Salomé(1879-1932), tanto Freud como el autor de Mas allá del bien y del mal cayeron bajo sus mil hechizos de mujer bella y supremamente inteligente.
Este estudio, las ideas de cuatro hombres del siglo XIX que dejaron la huella en lo que fue la siguiente centuria, debe comenzar por Marx.
Hay que mirar lo que significó lo que pensó como filósofo y analista, mal político porque aquello no era lo suyo. Cuando en Londres se reunía con los obreros dejaban de entrada muy claro que el era el doctor Carlos Marx.
Marx, esto se olvido demasiado, escribió sus obras y análisis para los países del capitalismo avanzado(Inglaterra, Alemania, Francia) nunca para la atrasada Rusia de su tiempo.
Poesía un gran desconocimiento de la historia y realidad de América Latina como lo dejó claramente dicho en el artículo que escribió sobre el Libertador, que le fue siempre tan criticado(El Bolívar de Marx. Caracas: Alfa, 2007.105 p.).
Y por lo dicho antes, Marx nunca escribió pensado en Rusia, por lo cual es distinto el marxismo de Marx a su transformación que de sus concepciones hizo Lenin(1870-1924), que terminó en las grandes dictaduras que hoy conocemos como “socialismo autoritario”. Y ello fue un contra sentido porque socialismo sin libertad no es socialismo. Nos lo demuestran hoy los regímenes del socialismo democrático quien han gobiernan en Alemania, Inglaterra, España o Chile.
Y las ideas económicas llegaron hasta la crisis de la economía europea a fines del siglo XIX: la de 1873-1896(ver Umberto Eco: Historia de la belleza. Barcelona: Lumen,2001,p.364) y como mucho hasta la Gran Guerra(1914-1918) porque en todas las crisis el capitalismo siempre se mostró fecundo en sus respuestas para superar los malos días e inventó soluciones: para la crisis de fines del siglo XIX, para las consecuencias de la Primera Guerra Mundial y para reinventarse tras la caída de la bolsa en Wall Strett en 1929.
Es por ello que hoy es imposible invocar a Marx, como hacen algunos dirigentes chavistas, para organizar nuestra política económica: las ideas económicas de Marx ya son solo historia, pasaron. Y hace mucho tiempo. Lo cual no le quita a Marx ser considerado como uno de los grandes filósofos de la historia, como uno de los grandes pensadores de la humildad o como el autor del mayor análisis del capitalismo centrado en la comprensión del sentido del dinero, pero ello siempre dentro del estudio del pasado, de la historia, no del presente. Aquella explicación de un ministro de Chávez, ante un grupo de periodistas, de que se iba a seguir una política determinada porque aquella era la indicada por Marx no podía ser más errada: a nosotros nos produjo una inmensa carcajada:¿en qué momento, en que época viven estos hombres?¿Se puede gobernar añorando al pasado, queriendo revivir lo inerte? ¿Es que el presente a este hombres y mujeres no les dice nada?. Y lo decimos porque nada es más grave en los seres humanos que no amar su tiempo, sus días. Al no hacerlo se ponen en contradicción con él. Representan el papel incomprensivo de lo que sucedía delante de él, del nuevo camino tomado por la sociedad, que encarnó en los días de la emancipación el realista caraqueño José Domingo Díaz(1772-¿1834?).
En todo caso la sociedad sobre cuya economía escribió Marx había desaparecido en 1917 cuando los bolcheviques, dirigidos por Trotski(mientras Lenin se paseaba por los pasillos del edificio Smolny), tomaron el poder a las dos de la madrugada del miércoles 7 de noviembre de ese año, era 25 de octubre en Rusia por lo que el gran movimiento que dividió la historia de la humanidad fue llamado la “Revolución de Octubre” por regirse los rusos por el Calendario Juliano mientras occidente lo hacía por el Gregoriano.
No hay exageración en que la revolución de 1917 mutó la historia. No ha había habido un movimiento de esa categoría. De allí la singularidad de Lenin. Por ello no se equivocó nuestro Miguel Otero Silva(1908-1985) cuando afirmó que Cristo y Lenin habían sido las dos más grandes figuras de la historia de la humanidad. Pero primero trajo el reino del amor, de la fraternidad, de la comprensión. El otro oprimió y asesinó a millones, más que el propio nazismo.
La esencia de la doctrina de Marx: es el dinero, la “teoría general del dinero...la parte más brillante de El Capital”, según un estudioso de los fuera de serie, el español don Enrique Tierno Galván(Cabos sueltos. Barcelona: Bruguera, 1981,p. 77-78).
Pero la ideas de Marx son de esencial examen porque en cierto momento del siglo XX, con las mutaciones introducidas en sus ideas por Lenin, masacradas esas ideas por Stalin(1879-1953), la mayor parte de la población del mundo vivía bajo regímenes comunistas: la URSS y los llamados países del Este europeo y China, los más poblados.
La contribución de Freud está colocada en la esfera de la vida psicológica de la personas y en la esencialidad de la sexualidad. Obras claves son dentro de aquello a lo que nos referimos La interpretación de los sueños(1900) y El malestar de la cultura.
Nietzche(1844-1900) es singular por muchas de sus lúcidas observaciones como la voluntad de poder, sus ideas sobre la forma como el ser humano debía buscar la forma de superar lo que lo hace mediocre. Así hablaba Zaratrusta(1883) es una de sus obras más singulares aunque no dejaríamos de lado los aforismos de Más allá del bien y del mal.
En Einstein no se ha visto bien aun que su Teoría de la relatividad(1905): tiene incluso connotaciones existenciales: todo depende del punto, desde el ángulo, desde donde se le mire. Y eso ha conformado a nuestra época.
EL SOCIALISMO HOY
Hay que tener claro que si el “socialismo democrático” se derivó del de Marx-Engels y de la Primera Internacional, como fue el caso del alemán(1869) tuvo un desarrollo posterior después de la Segunda Guerra Mundial(1939-1945) que es el que vemos hoy en el poder en naciones democráticas. Tal el laborismo inglés, escandinavo, el español a través del PSOE, el de Chile.
Pero siempre hay que recalcar que la influencia del socialismo ha sido muy grande en el siglo XX hasta el punto de impregnar incluso a la Democracia Cristiana.
Pero creemos, es lo que se puede deducir de la amplia Historia del pensamiento socialista(México: Fondo de Cultura Económica, 1964. 6 vols) del profesor británico George Douglas Howard Cole(1889-1959), libro clave aun hoy, que en verdad debe hablarse más que de socialismo de “socialismos”, conclusión a la que también nos lleva otro clásico: Hacia la Estación de Finlandia(Madrid: Alianza Editorial, 1972. 572 p.) del norteamericano Edmud Wilson(1895-1972), que es otra lectura obligatoria sobre el tema.
roberto.loveradesola@gmail.com

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Tomado de Venezuela Analitica

domingo, 24 de mayo de 2009

Nietzsche

“En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la “Historia Universal”: pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer. Alguien podría inventar una fábula semejante pero, con todo, no habría ilustrado suficientemente cuán lastimoso, cuán sombrío, cuán estéril y arbitrario es el estado en el que se presenta el intelecto humano dentro de la naturaleza. Hubo eternidades en las que no existía; cuando de nuevo se acabe todo para él no habrá sucedido nada, puesto que para ese intelecto no hay ninguna misión ulterior que conduzca más allá de la vida humana. No es sino humano, y solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en él girasen los goznes del mundo.”
Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral
Dioses


MANUEL VICENT

"Si hubiera dioses yo quisiera ser dios. Por tanto no hay dioses". Así habló Zaratustra, el muñeco ventrílocuo de Nietzsche, con un orgullo que le salió directamente de la tripa. Negar a los dioses o arrojarlos por la borda me parece una forma demasiado ruda de librarse de la desgracia de ser humano. Pese a lo que diga Zaratustra los dioses existen. De hecho cualquiera puede ser dios si uno no espera demasiada gloria de ese oficio.


No es tan difícil. Incluso tú mismo, sin ir más lejos, puedes realizar actos que estaban fuera del alcance de los dioses antiguos. No hubo habitante en el Olimpo que supiera quemar como Bogart cualquier pasión en la brasa de un Chesterfield demorando la muerte en cada calada. Ni en el paraíso existirá nunca un morbo comparable con el que te ofrece esa chica desconocida en el vagón del suburbano invitándote con la mirada a apearte en su misma parada. Hubo un momento en que toda la belleza del universo se concentró en la mandíbula de Ava Gardner.


La frustración de Nietzsche consistía en que no podía ser dios. Probablemente habría superado esa neurosis si en lugar de caer en brazos de la histérica Lou-Salomé en las brumas de los Alpes, hubiera soñado con el placer de sorprenderse vivo bajo una parra junto al Egeo mientras sonaba un acordeón sobre una cazuela de mejillones.


Los dioses antiguos vivían enjaulados en el tiempo y en el espacio infinitos sin poder librarse de esa maldición; en cambio cualquier mortal puede reducir con la mente el tiempo a un cuarto de hora de felicidad y el espacio a un lugar del sur donde vuelen las alfombras. Esa facultad es la primera prueba de tu omnipotencia.


Puedes ser inmortal con sólo comerte un higo mientras concentras todo el deseo en ciertos labios. Al final de la vida siempre se llega con la sensación de que no se ha conseguido realizar los sueños. Sólo los tontos mueren satisfechos, pero no existe persona inteligente a la que el azar le ha negado un día de gloria en un ínfimo reino, en el que por un instante fue dios. Puede que ese reino fuera sólo el espejo del cuarto de baño donde se reflejaba tu juventud, en el que alguien, que acaba de salir, había dejado escrito con un lápiz de labios: tienes el pan en el tostador y el zumo en la nevera, te amo.


El Pais España


Friedrich Nietzsche
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Friedrich Wilhelm Nietzsche
Filosofía occidentalSiglo XIX
Nietzsche en septiembre de 1882. Fotografía de Gustav Schultze
Nacimiento
15 de octubre de 1844 en Röcken, antigua provincia de Sajonia (Prusia)
Fallecimiento
25 de agosto de 1900 en Weimar (55 años)
Escuela/Tradición
Filosofía continental, Clasicismo de Weimar; Existencialismo (precursor), Postmodernismo, Postestructuralismo, Psicoanálisis
Intereses principales
Estética, Ética, Ontología, Filosofía de la Historia, Psicología
Ideas notables
Muerte de Dios, Eterno retorno, Übermensch, Perspectivismo, Voluntad de poder
Influido por
Presocráticos, Platón, Epícuro, Montaigne, Dostoyevski, Lord Byron, Goethe, Kant, Schiller, Lange, Schopenhauer, Strauss, Burckhardt, Wagner, Darwin, Spinoza, Stirner
Influyó a
Albert Camus, Michel Foucault, Heidegger, Jack London, C. G. Jung, Ortega y Gasset, Sartre, Mencken, Fleischer, Deleuze, Bataille, Derrida, George Bernard Shaw,Oswald Spengler, Gustav Mahler
Friedrich Wilhelm Nietzsche (IPA ˈfʁiːdʁɪç ˈvɪlhəlm ˈniːtsʃə) (Röcken, cerca de Lützen, 15 de octubre de 1844Weimar, 25 de agosto de 1900) fue un filósofo, poeta y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX.
Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, religión y filosofía occidental, mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente generaciones posteriores de teólogos, filósofos, psicólogos, poetas, novelistas y dramaturgos.
Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación de que «Dios ha muerto» en una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.

Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores tales como Michel Foucault o Deleuze entre otros.
Nietzsche recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura significativa en la filosofía moderna. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas, fenomenológicos, postestructuralistas y postmodernos. Es considerado uno de los tres «Maestros de la sospecha» (según la conocida expresión de Paul Ricoeur), junto a Karl Marx y Sigmund Freud.
Contenido[ocultar]
1 Biografía
1.1 Juventud (1844–1869)
1.2 Profesor en Basilea (1869–1879)
1.2.1 Ruptura con Wagner
1.3 Filósofo libre (1879–1889)
1.4 Hundimiento mental y muerte (1889–1900)
2 Conceptos clave
2.1 Nihilismo y la muerte de Dios
2.2 «Moral de señores» y «moral de esclavos»
2.2.1 Enfoque etimológico a la interpretación de la moral
2.3 La voluntad de poder
2.4 Amor fati y el eterno retorno
2.5 El Superhombre
2.5.1 Traducción de Übermensch
2.6 La cristiandad como institución y Jesús
3 Lugar en la teoría ética contemporánea
4 Opiniones políticas
5 Visión de los sexos
6 Influencia y recepción de Nietzsche
7 Obra
8 Referencias
9 Bibliografía
9.1 Obra propia
9.2 Sobre Nietzsche
9.3 Revistas
10 Véase también
11 Enlaces externos
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Biografía [editar]

Juventud (1844–1869) [editar]

Friedrich Nietzsche, 1861.
Friedrich Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en San Röcken, un pequeño pueblo en la provincia prusiana de Sajonia, cerca de Leipzig. Su nombre proviene del rey Federico Guillermo IV de Prusia, en cuyo cuadragésimo noveno aniversario nació. Sus padres eran Carl Ludwig Nietzsche (1813–1849), pastor luterano y preceptor privado en el ducado prusiano de Sajonia-Altenburgo, y Franziska Oehler (1826–1897). Su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche nació en 1846, seguida por su hermano Ludwig Joseph en 1848. Tras la muerte del padre en 1849 y del hermano menor en 1850, la familia se trasladó a Naumburgo, donde vivió con su abuela materna y las hermanas solteras del padre bajo la vigilancia de Bemhard Dächsel, un magistrado local.
Después de la muerte de su abuela en 1856, la familia pudo permitirse tener casa propia. Durante este tiempo el joven Nietzsche asistió a un colegio de niños para luego trasladarse a un colegio privado, la prestigiosa escuela Pforta, donde se hizo amigo de dos estudiantes pertenecientes a familias acomodadas. En 1854 comenzó a asistir al Dongymnasium en Naumburgo, pero habiendo demostrado un talento especial para la música y el lenguaje fue admitido en la reconocida Schulpforta, donde continuó sus estudios desde 1858 hasta 1864. Aquí se hizo amigo de Paul Deussen y Carl von Gersdorff. También encontró tiempo para la escritura de poemas y composiciones musicales. En Schulpforta, Nietzsche recibió una importante educación literaria, en especial en el estudio de los clásicos griegos y romanos, y por primera vez experimentó la carencia de su vida familiar en un pequeño pueblo de ambiente cristiano. Durante este período se encontró bajo la influencia del poeta Ernst Ortlepp.
Después de su graduación en 1864, Nietzsche comenzó sus estudios en teología y filología clásica en la Universidad de Bonn. Por un breve período fue miembro de la Burschenschaft Frankonia junto a Deussen. Para disgusto de su madre, abandonó sus estudios de teología tras un semestre y comenzó los de filología con el profesor Friedrich Wilhelm Ritschl. Al año siguiente siguió al maestro a la Universidad de Leipzig. Allí entablaría una íntima amistad con el estudiante Erwin Rohde. Los primeros escritos sobre filología de Nietzsche serían publicados un poco más tarde.
En 1865 se familiarizó con la obra de Arthur Schopenhauer. Al año siguiente leyó Geschichte des Materialismus (Historia del materialismo), de Friedrich Albert Lange. Ambas experiencias le resultaron muy estimulantes desde el punto de vista filosófico y, en consecuencia, comenzó a adentrarse en esta disciplina, superando su interés por la filología. En 1867 realizó un año de servicio militar voluntario con la división de artillería prusiana de Naumburgo. En marzo de 1868 sufrió un accidente ecuestre que lo excluyó del servicio militar y le permitió volver a dedicarse al estudio. Ese mismo año conoció a Richard Wagner, personaje fundamental en su desarrollo.

Profesor en Basilea (1869–1879) [editar]

Friedrich Nietzsche en Basilea, 1875 aprox.
Gracias a Ritschl, Nietzsche recibió una oferta extraordinaria por parte de la Universidad de Basilea para convertirse en profesor de filología clásica antes de licenciarse, siendo así el profesor más joven de la universidad. En su trabajo filológico durante esa época cabe reseñar el descubrimiento de que el ritmo en la métrica poética de los antiguos dependía únicamente de la duración de las sílabas a diferencia de la métrica moderna basada en la acentuación.
En 1869 la Universidad de Leipzig le concedió el doctorado sin examen ni disertación en mérito a la calidad de sus investigaciones. Inmediatamente la Universidad de Basilea lo nombró profesor de filología clásica y al año siguiente Nietzsche obtuvo la ciudadanía suiza y fue ascendido a profesor honorario.
Después de trasladarse a Basilea, Nietzsche renunció a su ciudadanía alemana, manteniéndose durante el resto de su vida oficialmente sin nacionalidad alguna.[1] Sin embargo en agosto de 1870 obtuvo un permiso para servir en el bando prusiano durante la guerra franco-prusiana pero sólo como médico camillero ya que la neutral Suiza le impidió reclutarse como combatiente. Su paso por la milicia fue tan sólo de un mes, pero vivió múltiples experiencias. Allí fue testigo de los efectos traumáticos de la batalla. Contrajo difteria y disentería, enfermedades que le arruinaron la salud de por vida.
De vuelta a Basilea ese mismo año, Nietzsche fue testigo del establecimiento del Imperio alemán y el auge de Otto von Bismarck, a quien veía como un extranjero y con escepticismo. En la universidad pronunció su discurso inaugural, Sobre la personalidad de Homero. En esta época conoció a Franz Overbeck, un profesor de Teología, cuya amistad conservó durante el resto de su vida. El historiador Jacob Burckhardt, cuyas lecturas Nietzsche analizaba frecuentemente, se convirtió en otro colega influyente. También durante este período leerá la obra del filósofo Max Stirner, cuya influencia será notable en él.
Nietzsche había conocido ya a Richard Wagner en Leipzig en 1868, y (algo después) a la esposa de Wagner, Cósima. Admiraba a ambos profundamente, y durante su estancia en Basilea fue un asiduo invitado en la casa de los Wagner en Tribschen. Éstos lo introdujeron en su círculo más íntimo y le agradecieron la atención que dio al principio al Festival de Bayreuth. En 1870 regaló a Cósima Wagner por su cumpleaños el manuscrito de la primera versión de El Origen de la Tragedia.
En 1872, Nietzsche publica su primer libro, El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música. Sin embargo el trabajo, en el cual siguió un preciso método filológico para estructurar toda su especulación filosófica radicalmente novedosa, no fue bien recibido entre sus colegas filólogos, incluido su profesor Ritschl. En el polémico panfleto Para una filología del futuro, Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff criticó duramente el libro, lo que contribuyó, sin embargo, a aumentar su polémica notoriedad en los círculos filológicos y universitarios de Alemania. En respuesta, Rohde, por la fecha profesor en Kiel, y el mismo Wagner salieron públicamente en defensa de Nietzsche. Estos hechos remarcaron el aislamiento creciente que sentía dentro de la comunidad filológica, y por ello el filósofo intentó (infructuosamente) ganar la cátedra de Filosofía en Basilea.
Entre 1873 y 1876, Nietzsche publicó separadamente cuatro grandes ensayos, David Strauss: El confesor y el escritor, Sobre el uso y el abuso vital de la Historia, Schopenhauer como educador, y Richard Wagner en Bayreuth (estos cuatro fueron más tardes recogidos y titulados, conjuntamente, Consideraciones intempestivas). Los cuatro ensayos compartían la orientación de una crítica general a la actualidad cultural alemana, en un intento por cambiar su rumbo, que Nietzsche preveía como esencialmente falso y equivocado. Comenzando en 1873, además, también acumuló notas que fueron publicadas más tarde como La filosofía en la época trágica de los Griegos.
Durante este periodo, en el círculo de los Wagner Nietzsche conoció a Malwida von Meysenbug y Hans von Bülow, y también comenzó una amistad con Paul Rée, quien después de 1876 le influyó en la atenuación del pesimismo de sus primeros escritos. Sin embargo, debido a su decepción respecto al «fenómeno Wagner», y en concreto al Festival de Bayreuth de 1876, donde la banalidad de los actos y la vileza del público le repelieron, fue cada vez más insalvable la distancia del filósofo hacia este mundo.
En 1879, después de un declive de salud, se vio forzado a abandonar su puesto como profesor. Desde su juventud, Nietzsche había padecido frecuentes momentos de debilidad generalizada, con épocas de carencia visual que rozaba la ceguera, fuertes migrañas, y violentos ataques estomacales. Estas condiciones persistentes se agravaron quizá con su accidente a caballo en 1868 y las enfermedades de 1870, y continuaron afectándole durante sus años en Basilea, forzándole a tomar vacaciones cada vez más largas, hasta que le fue prácticamente imposible retomar el trabajo.

Ruptura con Wagner [editar]
Con la publicación de Humano, demasiado humano en 1878, un libro de aforismos sobre múltiples temas, desde la metafísica hasta la moralidad y de la religión al sexo, la distancia de Nietzsche respecto a la filosofía de Wagner y Schopenhauer fue evidente. También su amistad con Deussen y Rohde se enfrió. En este tiempo intentó sin resultado encontrar mujer.
Durante sus primeros años en Basilea se cocinó la ambivalente amistad de Nietzsche con Wagner, y aprovechó toda oportunidad para visitar a Richard y a su esposa, Cósima. Nietzsche apreciaba a Wagner como un brillante apóstol catedrático, pero la explotación de motivos artísticos cristianos cada vez más acentuada, junto con su chovinismo y antisemitismo excederían lo que Nietzsche podría soportar.
La composición de Parsifal, que Wagner concebiría más como un auto litúrgico para el Viernes Santo que como una ópera, ofendió profundamente la sensibilidad de Nietzsche. Aunque la gigantesca obra no sería estrenada hasta 1882, ya en 1878 la brecha entre los dos sería ineludible y definitiva.

Filósofo libre (1879–1889) [editar]
Conducido por su enfermedad a encontrar climas más templados, Nietzsche viajó frecuentemente y vivió hasta 1889 como un autor independiente en diferentes ciudades. Estuvo muchos veranos en Sils Maria, cerca de St. Moritz, en Suiza, y muchos otoños en las ciudades italianas de Génova, Rapallo y Turín, y la ciudad francesa de Niza. Ocasionalmente volvía a Naumburgo a visitar a su familia, y especialmente durante este período, él y su hermana tuvieron repetidos episodios de conflicto y reconciliación. Vivía de su pensión de profesor retirado de la Universidad de Basilea, pero también recibía ayuda de amigos.
Un antiguo estudiante suyo, Peter Gast, llegó a ser su secretario privado. Hasta el final de su vida, Gast y Overbeck se mantuvieron como amigos en los que confiar. Malwida von Meysenbug mantuvo una conducta maternal incluso fuera del círculo de Wagner. Pronto Nietzsche contactó con el crítico musical Carl Fuchs.
Nietzsche se encontraba en el principio de su mayor período productivo. A partir de Humano, demasiado humano en 1878, Nietzsche publicaría un libro (o su mayor parte) por año hasta 1888, su último año de escritura, durante el cual completó cinco. En 1879, Nietzsche publicó Opiniones y máximas mezcladas, lo que sugirió el aforismo de Humano, demasiado humano.

Lou Andreas-Salomé, Paul Rée y Nietzsche, 1882.
En 1881 Nietzsche publica Aurora. Reflexiones sobre los prejuicios morales, y en 1882 la primera parte de La gaya ciencia. Este año también conoció a Lou Andreas-Salomé a través de Malwida von Meysenbug y Paul Rée. Nietzsche y Salomé estuvieron el verano juntos en Tautenburg, a menudo con la hermana de Nietzsche, Elisabeth. Sin embargo, la visión que de Nietzsche tenía Salomé era más la de un estudiante lleno de genialidad que el de una posible pareja. Él se enamoró de ella y la siguió, a pesar de que ella estaba enamorada de su amigo mutuo Reé. Cuando le pidió que se casara con él, Salomé le rechazó. Las relaciones de Nietzsche con Salomé y Rée se rompieron en el otoño de 1882-1883, en parte por las intrigas llevadas a cabo por su hermana Elisabeth. En paralelo a esta historia, Lou Salomé de vez en cuando mantenía correspondencia con Freud, introduciéndole en el pensamiento de Nietzsche. En el proceso de aparición de nuevos síntomas de su enfermedad, aislado tras las discusiones con su hermana y su madre, y acosado por pensamientos suicidas, se marchó a Rapallo, donde en sólo diez días, anticipados por dieciocho meses de incubación, escribió la primera parte de Así habló Zaratustra.
Después de varias críticas filosóficas contra Schopenhauer y Wagner, Nietzsche mantuvo a pocos amigos. Ahora, bajo la impronta personalísima del Zaratustra sobre sus obras posteriores, su escritura resultó todavía más «intempestiva» y se le leyó (poco) sólo en la medida en que pareciera adecuarse a las convenciones morales o intelectuales del momento. Nietzsche reconoció la situación y se obstinó en su soledad («las siete soledades»), incluso aunque a veces pareciera no resignarse a ella. Abandonó su plan a medio plazo de convertirse en un poeta público y reconocido y siguió padeciendo los problemas consabidos con sus libros. Éstos eran tan buenos como poco vendidos. En 1885, editó únicamente 40 copias de la cuarta parte de Así habló Zaratustra, y sólo una pequeña parte fue distribuida entre sus amigos más allegados.
En 1886, editó Más allá del bien y del mal. Con este libro y con la aparición entre 1886 y 1887 de segundas ediciones de sus trabajos tempranos (El nacimiento de la tragedia, Humano, demasiado humano, y La gaya ciencia), vio completado su trabajo y se esperanzó con que una oleada de lectores apreciara sus escritos. De hecho, el interés por Nietzsche aumentó en esta época, aunque esto fue apenas percibido por él.
Durante estos años, Nietzsche conoció a Meta von Slaisk, Carl Spitteler, y también a Gottfried Keller. En 1886, su hermana Elisabeth se casó con el antisemita Berhard Föster y viajó con él a Paraguay [2] para fundar una colonia alemana, un plan al que Nietzsche contestó con ironía. A través de la correspondencia se puede observar que la relación de Nietzsche con su hermana continuó por el camino que siempre había seguido de conflicto y reconciliación, pero no la volvería a ver en persona hasta después de su colapso.
Nietzsche continuaba teniendo ataques frecuentes de enfermedad, lo que le imposibilitó para el trabajo continuo. En 1887, Nietzsche rápidamente escribió su polémica Genealogía de la moral. También intercambiaba correspondencia con Hippolyte Taine, y después también con Georg Brandes, quien al comienzo de 1888 desarrolló en Copenhague la primera lectura pública de la obra filosófica de Nietzsche y su estudio.
En el mismo año Nietzsche escribió cinco libros basados en sus voluminosas notas, fruto de largo trabajo continuado, que en un principio pensaba reunir bajo el título de La voluntad de poder. Su salud pareció mejorar y aquel verano estuvo de buen humor. Pero hacia finales de 1888, sus escritos y cartas empezaron a revelar una sobreestimación patológica de su estatus y destino. Sobrevaloraba la respuesta creciente a sus escritos, sobre todo por la reciente polémica respecto a El caso Wagner.
En su 44 cumpleaños, Nietzsche tuvo un colapso mental. Ese día fue detenido tras, al parecer, haber provocado algún tipo de desorden público, perdida ya la razón, por las calles de Turín. Lo que pasó exactamente es desconocido. La versión más extendida sobre lo sucedido dice que Nietzsche caminaba por la Piazza Carlo Alberto, un repentino alboroto que causó un caballo al tropezar y caer junto con el furgón que arrastraba llamó su atención, Nietzsche corrió hacia él y lanzó sus brazos rodeando el cuello del caballo para protegerlo, desvaneciéndose acto seguido contra el suelo. En los días siguientes, escribió breves cartas para algunos amigos, incluidos Cósima Wagner y Jacob Burckhardt, en las que mostraba signos de demencia y megalomanía.
A su colega Burckhardt escribió: «He tenido Caiphas puestos. Además, el año pasado fui crucificado por los doctores alemanes de una manera muy drástica. Wilhelm, Bismarck, y todos los antisemitas abolidos» (The Portable Nietzsche, trad. de Walter Kaufmann).


Hundimiento mental y muerte (1889–1900) [editar]
El 6 de enero de 1889, Burckhadrt mostró la carta que recibió de Nietzsche a Overbeck. El siguiente día Overbeck recibió una carta reveladora semejante, y decidió que Nietzsche debería volver a Basilea. Overbeck viajó a Turín y trajo a Nietzsche a una clínica psiquiátrica en Basilea.
Por ese tiempo, Nietzsche estaba enteramente sumergido en la locura, y su madre Franziska decidió llevarlo a una clínica en Jena bajo la dirección de Otto Binswanger. Desde noviembre de 1889 a febrero de 1890, Julius Langben intentó curar a Nietzsche, sentenciando que los métodos del doctor eran ineficaces para curar su condición. Langbehn asumió más y más control sobre Nietzsche. En marzo de 1890, Franziska sacó a Nietzsche de la clínica, y en mayo de 1890 lo llevó a su casa en Naumburgo.
Durante este proceso, Overbeck y Gast contemplaban la idea de qué hacer con el trabajo no publicado de Nietzsche. En enero de 1889 se pusieron a planear la salida de El crepúsculo de los ídolos, por esa época ya impreso y atado. En febrero, ordenaron una edición privada de 50 copias de Nietzsche Contra Wagner, pero el publicista C. G. Nauman en secreto imprimió 100. Overbeck y Gast decidieron publicar con reservas El Anticristo y Ecce homo debido a su contenido más radical.
En 1893, Elisabeth Nietzsche volvió de Paraguay [2] después del suicidio de su marido. Leyó y estudió los trabajos de Nietzsche, y pieza por pieza tomó control sobre ellos y su publicación. Overbeck fue paulatinamente relegado al ostracismo, y Gast finalmente cooperó. Después de la muerte de Franziska en 1897, Nietzsche vivió en Weimar, donde fue cuidado por Elisabeth, quien permitió a la gente visitar a su poco comunicativo hermano.
El 25 de agosto de 1900, Nietzsche murió después de contraer neumonía. Por deseo de Elisabeth, fue inhumado como su padre en la iglesia de Röcken.
La causa del hundimiento de Nietzsche ha sido un tema de especulación y origen incierto. Un frecuente y temprano diagnóstico era una infección de sífilis, sin embargo, algunos de los síntomas de Nietzsche eran inconsistentes con los típicos casos de sífilis. Otro diagnóstico era una forma de cáncer cerebral.[cita requerida] Otros sugirieron que Nietzsche experimentó un despertar místico, similar a los estudiados por Meher Baba.[cita requerida] Mientras muchos comentaristas ven el decaimiento de Nietzsche como no relacionado con su filosofía, algunos, incluyendo Georges Bataille y René Girad, argumentan que este hundimiento debe ser considerado como un síntoma de un desajuste psicológico trasladado a su filosofía.[cita requerida] En su libro La lucha contra el demonio, Stefan Zweig presenta una psicobiografía sobre Nietzsche en que sitúa la etiología de su locura desde un ángulo puramente psicogénico.

Conceptos clave [editar]
Hay una controversia sobre si Nietzsche abogaba por un único punto de vista de comprensión filosófica. Muchos cargan contra Nietzsche por la contradicción de sus pensamientos e ideas.
Una tesis alternativa en la contradicción de los escritos de Nietzsche es el de la perspectiva, o la idea de que Nietzsche usaba múltiples puntos de vista en su trabajo como un medio para retar al lector a considerar varias facetas de un tema. Si uno acepta su tesis, la variedad y número de perspectivas sirven como una afirmación de la riqueza de la filosofía. Esto no quiere decir que Nietzsche viera todas las ideas como igualmente válidas. Tenía aspectos en los que no estaba de acuerdo con respecto a otros filósofos como Kant. Tampoco está claro dónde se posicionaba Nietzsche en cada tema. De cualquier modo, si uno mantiene los elementos en conflicto de sus escritos como algo intencionado o no, hay pocas dudas de que sus ideas siguen siendo influyentes.
Algunos filósofos han signado al estilo aforístico de Nietzsche como el responsable de estas aparentes contradicciones en su pensamiento, llegando a decir por ejemplo que «hay tantos Nietzsches como lectores». Esta afirmación es algo cómoda ya que sólo pretende facilitar la explicación de las contradicciones sin intentar desentrañar su sentido final.

Nihilismo y la muerte de Dios [editar]
Para Nietzsche, el nihilismo es un advenimiento de unas repetidas frustraciones en la búsqueda de significado o más precisamente «la desvalorización de los valores supremos». Nihilismo en Nietzsche se refiere al proceso histórico que surge en el reconocimiento de un valor sumo y termina en la asunción o reconocimiento de múltiples cosas valorables al volverse inoperante lo que antes se mostraba como lo supremo. El nihilismo acontece en nuestro tiempo como manifestación de la ausencia de una medida única y al mismo tiempo como la proliferación de múltiples medidas, que en cada caso, pueden aparecer como válidas. Nietzsche ve en el despliegue del nihilismo toda fundación de cultura europea, la que surge como destino necesario de este proceso.


La visión religiosa del mundo había sufrido ya un gran número de cambios por perspectivas contrarias, cayendo en el escepticismo filosófico, y en las teorías científicas evolucionistas y heliocéntricas modernas, lo que no hace más que confirmar la desvalorización de los valores supremos. A lo ya señalado, hemos de sumar una creciente presencia de lo democrático, la que se muestra como la afirmación de una individualidad independiente de Dios y acreedora de la igualdad, de la medianía. La democracia, aparece a los ojos de Nietzsche como un momento del despliegue del nihilismo igualmente negador de la vida que los que la antecedieron. Ambas manifestaciones del nihilismo se muestran a Nietzsche como negaciones de la vida en la medida en que niegan u olvidan dimensiones de ella que a su vista aparecen como constitutivas de ella, como inalienables a lo que a él se le aparece como vida. Estas dimensiones negadas de la vida se muestran en ámbitos tan determinantes como el constante darse del devenir y las diferencias entre los hombres.
Nietzsche, ve esta condición intelectual como un nuevo reto para la cultura europea, lo que se ha extendido a sí mismo más allá de un pequeño punto de no-retorno. Nietzsche conceptualiza esto con su famosa frase, «Dios ha muerto», que aparece en La gaya ciencia y en Así habló Zaratustra. Esta frase fue dada también por Hegel veinte años antes de que Nietzsche naciera. Este aforismo, por una parte señala el fin de eso que antes aparecía como lo imperante y por otra indica un terreno fértil, un terreno inexplorado, en el cual Nietzsche mismo es un colono. A partir de la frase «Dios ha muerto», Nietzsche se refiere tanto a la ceguera del pasado en tanto incapacidad de ver esto, como a la asunción de una nueva posibilidad de relacionarse con lo que es, posibilidad dada por la asunción de dicha muerte.
Nietzsche trata esta frase más que como una mera declaración provocativa, casi como una revelación, como si representase el potencial de nihilismo que arrastra el alzamiento y el progreso en el contexto de un concepto absurdo y sin significado.
El nihilismo es, según Nietzsche, la gran e inevitable consecuencia de la muerte en la sociedad occidental de Dios, del Dios judeo-cristiano el vengativo y cruel Jehova. La consecuencia de la muerte de Dios es que los valores vigentes en la sociedad occidental se vienen abajo ellos solos, según el Nihilismo pasivo, o no se vienen abajo sino que los hombres los destruimos, según el nihilismo activo, con la intención de poner en ese lugar nuevos valores los valores de la moral de señores destruyendo los valores de la moral de esclavos. Resumiendo, destruimos los valores de los hombres para poner en su lugar los valores del superhombre que ocupara el lugar de Dios.

«Moral de señores» y «moral de esclavos» [editar]
Nietzsche piensa que hay dos clases de hombres: los señores y los esclavos, que han dado distinto sentido a la moral. Para los señores, el binomio «bien-mal» equivale a «noble-despreciable». Desprecian como malo todo aquello que es fruto de la cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso vital. Aprecian como bueno, en cambio, todo lo superior y altivo, fuerte y dominador. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismos, el orgullo propio.
Por el contrario, la moral de los esclavos nace de los oprimidos y débiles, y comienza por condenar los valores y las cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el dominio, la gloria de los señores, el esclavo procede a decretar como «buenas» las cualidades de los débiles: la compasión, el servicio —propios del cristianismo—, la paciencia, la humildad. Los esclavos inventan una moral que haga más llevadera su condición de esclavos. Como tienen que obedecer a los señores, los esclavos dicen que la obediencia es buena y que el orgullo es malo. Como los esclavos son débiles promueven valores como la mansedumbre y la misericordia. Critican el egoísmo y la fuerza.

Enfoque etimológico a la interpretación de la moral [editar]
La crítica de Nietzsche a la moral tradicional se centraba en la tipología de moral de «amo» y de «esclavo» y en la descripción de la dinámica que generan; esta dinámica o dialéctica debe ser conocida por los «espíritus libres» para conducir a la humanidad a su superación: una sucesión de continuas superaciones --la moral deja de ser algo cerrado para ser visto como una dinámica de morales yuxtapuestas y reconocibles en la dinámica de las lenguas.


Examinando la etimología de las palabra alemanas gut («bueno»), schlecht («malo») y böse («malvado»), Nietzsche sostuvo que la distinción entre el bien y el mal fue originalmente descriptiva, o sea, una referencia amoral a aquéllos que eran privilegiados (los amos), en contraste con los que eran inferiores (los esclavos). El contraste bueno/malvado surge cuando los esclavos se vengan convirtiendo los atributos de la supremacía en vicios. Si los favorecidos (los «buenos») eran poderosos, se decía que los sumisos heredarían la Tierra. El orgullo se volvió pecado. Caridad, humildad y obediencia reemplazaron competencia, orgullo y autonomía. Clave para el triunfo de la moral de esclavo fue su presunción de ser la única verdadera moral. La insistencia en la absolutidad (Absolutheit) es esencial tanto en la ética religiosa como filosófica. Aunque Nietzsche dio una genealogía de la moral de esclavo y de amo, siempre sostuvo que esta genealogía era una tipología ahistórica de rasgos en toda persona.

La voluntad de poder [editar]
La voluntad de poder (Der Wille zur Macht) es un concepto altamente controvertido en la filosofía nietzscheana, generando intenso debate e interpretaciones varias, algunas de las cuales, como la notoria interpretación dada por los intelectuales nazis, fueron intentos deliberados de justificación de tácticas políticas.
Una manera de abordar este concepto es por medio de la crítica nietzscheana a la Teoría de la Evolución de Darwin. Nietzsche veía en los instintos una fuerza que iba más allá del sólo impulso a sobrevivir, protegerse y reproducirse de todos los seres vivos, de sólo ser esto la vida se estancaría. La supervivencia era una de las consecuencias de un deseo aún mayor, impulso hacia una supravivencia, un deseo perpetuo de todo ser vivo por ir más allá de todos, el todo y hasta más allá de sí mismo, más allá de la muerte. Este impulso irracional o deseo perpetuo por expandirse impreso en cada ser es lo único que da sentido a la existencia, paradójicamente «razón de ser» y es la fuerza principal dentro de la visión trágica o dionisíaca de Nietzsche.
Las teorías posteriores de Freud respecto al inconsciente probablemente fueron inspiradas en gran parte por los conceptos de lo Dionisíaco y la voluntad de poder, las cuales Freud relacionó a los instintos sexuales primitivos, por encima de cualquier otro instinto, y su represión y control excesivo por el consciente o parte Apolínea del ser como generadores de la histeria y otras dolencias.

Amor fati y el eterno retorno [editar]
La idea del Eterno retorno ha sido tratada como un concepto importante en Nietzsche por muchos, aunque no en todos los intérpretes.
Nietzsche encuentra la idea en los trabajos de Heinrich Heine, quien especulaba que llegaría el día en el que la persona volvería a nacer con el mismo proceso de él mismo, y con el mismo en todas las demás personas. Nietzsche expandió este concepto para formar su teoría, la cual resaltó en La gaya ciencia y desarrolló en Así habló Zaratustra. En las lecturas de Nietzsche sobre Schopenhauer, le saltó la idea del eterno retorno. Schopenhauer sentenciaba que una persona que firmara en la vida incondicionalmente lo haría incluso si todo lo que le había pasado le ocurriera de nuevo de forma repetida.
En unas pocas ocasiones en sus notas, Nietzsche discurre la posibilidad del Eterno retorno como verdad cosmológica (véase el libro de Arthur Danto Nietzsche como filósofo para un análisis en detalle de estos esfuerzos), pero en los trabajos que él preparó para publicar está tratado como el método más vanguardista de afirmación de la vida. Según Nietzsche, requeriría un sincero Amor fati («Amor al destino»), no simplemente para sobrellevar, sino para desear la ocurrencia del eterno retorno de todos los eventos exactamente como ocurrieron, todo el dolor y la alegría, lo embarazoso y la gloria, esta repetición, más de emociones y sentimientos que de hechos, es lo que configuraría el tipo y la raza universal y global del por venir, no como una raza de las ya existentes, sino como una posibilidad abierta del hombre inacabado como especie genética y lingüística que debe ser perfilada por el eterno retorno de la superación de sus previos pensamientos y hechos.
Nietzsche menciona la idea de lo «horrible y paralizante», y también mantiene que la carga de esta idea es el peso más pesado imaginable (Das schwerste Gewicht). El deseo del eterno retorno de todos los eventos marcaría la afirmación de la vida definitiva.
Según algunos intérpretes, el eterno retorno es más que el mero concepto intelectual o reto, refleja una Koan, o una característica psicológica que ocupa la estimulación consciente etérea, una transformación de consciencia conocida como metanoia.
Alexander Nehamas escribió en Nietzsche: Vida como Literatura que hay tres maneras de ver el eterno retorno: (a) Mi vida volverá del mismo modo. Esto es una aproximación fatalista a la idea; (b) Mi vida puede ocurrir del mismo modo. Esta segunda visión es una aserción condicional de cosmología, pero falla al captar lo que Nietzsche se refiere en La gaya ciencia; (c) Es mi vida por re-ocurrir, entonces podría re-ocurrir sólo en idéntico modo. Nehamas muestra que esta interpretación es totalmente independiente de la física y no presupone la verdad de la cosmología. La interpretación de Nehamas es que los individuos constituyen ellos mismos a través de las acciones y la única manera de mantenerse a ellos mismos como son es vivir en una reocurrencia de acciones pasadas.
El Eterno retorno cumple pues dos funciones en la filosofía de Nietzsche. La primera es remarcar el amor a la vida. Los cristianos postulan un paraíso, Platón el mundo de las ideas. Nietzsche dice que después está otra vez la tierra, el mundo: porque no hay nada más. Por otro lado cumple una función ética. Quien acepta el Eterno Retorno, se previene y acepta sus actos. Con el dolor que puedan contraer, con el placer que puedan conllevar: no hay lugar para el arrepentimiento.

El Superhombre [editar]
El hombre es un ser incompleto, pues todo animal da lugar a algo superior. Es un puente entre el simio y el Superhombre, es algo que debe ser saltado, superado. El Superhombre es aquel ser que tiene una moral de nobles, es un noble, y acepta la voluntad de poder: es un hombre legislador, él crea sus propias normas, morales y de todo tipo, además es un hombre que somete las cosas a su voluntad, es un hombre vital: ama la vida y este mundo. Además es un ser que acepta el Eterno Retorno, pues cuando toma una decisión realmente la quiere tomar, y no se arrepiente de sus actos. Sabe que la vida es en parte dolor y en parte placer, pero no reniega de ello.
Hay controversia sobre qué o a quién consideraba Nietzsche como «superhombre» o «Ultrahombre » (en alemán Übermensch). No sólo hay ahí cierta base para pensar que Nietzsche era escéptico sobre la identidad individual y la noción de sujeto, sino que habría un ejemplo concreto del Ultrahombre como algo nuclear. La interpretación de Nietzsche como filósofo precursor del nazismo ha llegado a sugerir que el Ultrahombre es como Adolf Hitler o incluso como Benito Mussolini, pero las interpretaciones modernas de Nietzsche, especialmente después del trabajo de Walter Kaufman, sugieren que la visión de Nietzsche sobre el superhombre está más en línea con el concepto de hombre renacentista, como Goethe o Da Vinci. Pero Nietzsche ve al niño como el verdadero superhombre, este que es inocente, cree en su propia moral, sigue sus propios valores.

Traducción de Übermensch [editar]
Normalmente se traduce como «superhombre»; sin embargo esta traducción es errónea ya que el prefijo alemán über significa «superior» como adjetivo, o «sobre» (como el over inglés). Además Mensch significa «humano», «persona», esto es, «hombre» en términos de especie, y no de sexo. En castellano puede dar lugar a equívocos si se lo lee con mala intención. Por lo tanto, la traducción más correcta al castellano sería «ultrahombre», tal como el filósofo Vattimo lo ha sugerido.
Siempre debe recordarse que el concepto se contrapone al de «último hombre», que representa el último paso de superación del hombre moral, y la etapa final del nihilismo. Es en este sentido en que debe entenderse al super-hombre como uno de los objetivos nietzscheanos, y no como una «calidad» a la que se pueda acceder, o una «categoría» que se pueda obtener.

La cristiandad como institución y Jesús [editar]
En su libro llamado El Anticristo, Nietzsche escribe sobre cómo la cristiandad se ha convertido en una ideología establecida por instituciones como la Iglesia, y cómo las iglesias han fallado a la hora de representar la vida de Jesús. Es importante, para él, distinguir entre la religión de la cristiandad y la persona de Jesús. Nietzsche explicó la religión cristiana como si fuera representado por iglesias e instituciones a las que llamaba su «transvaloración» (del alemán Umwertung) de los valores instintivos saludables. Transvaloración, es el proceso por el cual el significado de un concepto o ideología puede ser puesto al revés a su topónimo. Fue más allá del pensamiento de los agnósticos o ateos de la Ilustración, quienes sentían que la Cristiandad era simplemente falsa. Él afirmaba que ha podido ser deliberadamente infundida como una religión subversiva (como un arma psicológica subversiva) dentro del Imperio Romano por el apóstol Pablo como una forma de cobrar venganza por la destrucción romana de Jerusalén y el Templo durante la Guerra Judía.
Nietzsche contrasta a los cristianos con Jesús, a quien admiraba de gran modo. Nietzsche argumenta que Jesús transcendió las influencias morales de su tiempo creando su propio sistema de valores. Jesús representaba un paso hacia el superhombre. Al final, Nietzsche clama sin embargo: en contraste con el suprahombre, quien abraza la vida, Jesús negaba la realeza en favor de su «Reino de Dios». La negación de Jesús para defenderse a sí mismo, y su muerte, eran consecuencias lógicas de su desajuste de sistema de ideas.


Nietzsche entonces analizó la historia de la Cristiandad, descubriendo una distorsión progresiva de modo grotesco de las enseñanzas de Jesús. Él critica a los primeros cristianos por convertir a Jesús en un mártir y la vida de Jesús dentro de la historia de la salvación de la humanidad como motivo para dominar a las masas, encontrando a los apóstoles cobardes, vulgares y resentidos. Argumenta que las sucesivas generaciones malentendieron la vida de Jesús, mientras la influencia de la cristiandad crecía. En el siglo XIX, Nietzsche concluye, la cristiandad se ha vuelto tan mundana para hacerse una parodia de sí misma, una total inversión del mundo que era, en principio, nihilista. Por eso sentenció, en una de sus frases más conocidas: "El último cristiano murió en la cruz", refiriendose a que nadie siguio las enseñansas de cristo, y que Pedro y los que siguieron con la doctrina cristiana, solo hicieron negocio con la figura de cristo, por lo tanto, él ha sido el único cristiano (al ser el Cristo).

Lugar en la teoría ética contemporánea [editar]
Nietzsche aborda la ética desde diferentes perspectivas. En términos de hoy en día, podemos decir que sus obras tocan los ámbitos de la metaética, la ética normativa, y la ética descriptiva.
En lo referente a la metaética, Nietzsche puede ser clasificado quizá como un escéptico moral. Esto es en la medida en que afirma que todas las sentencias éticas son falsas, porque cualquier tipo de correspondencia entre sentencias morales y hechos es ilusoria y mendaz. Esta afirmación forma parte de aquella otra más general según la cual no existe una verdad universal, pues ninguna corresponde a la realidad más que de una forma aparente. En realidad, las afirmaciones éticas, como todas las afirmaciones, son meras interpretaciones como mínimo siempre parciales sobrepuestas a la realidad, fundamentalmente ininterpretable.
A veces, Nietzsche puede parecer tener opiniones muy definidas en lo que es moral e inmoral. Hay que notar, no obstante, que las opiniones morales de Nietzsche se pueden explicar sin atribuirle la afirmación de que son ciertas. Según Nietzsche, no necesitamos descartar una afirmación simplemente porque sea falsa. Al contrario, a menudo afirma que la falsedad es esencial para la vida. Curiosamente, en sus discusiones figuradas con Wagner en El caso Wagner menciona la mentira deshonesta, como opuesta a la mentira honesta. Posteriormente menciona a Platón como referente sobre ésta última. Esto debería dar una idea de los múltiples niveles interpretativos, a menudo aparentemente paradójicos si no se toman las debidas cautelas hermenéuticas, de su trabajo.
En la disyuntiva entre ética normativa y ética descriptiva distingue entre la moral de señor y la moral de esclavo. Aunque reconoce que es muy difícil encontrar un ejemplo real de alguien que mantenga una u otra moral pura sin algún tipo de yuxtaposición (de hecho era consciente de estar haciendo historia al vislumbrar «genealógicamente» esta distinción), las presenta, a lo largo de la historia y actualmente en tanto que pulsiones humanas atemporales, una en contraste de la otra. Algunos de estos contrastes de una moral frente a la otra son:
Interpretación de lo «bueno» y lo «malo» en oposición a la interpretación de lo «bondadoso» y lo «malvado».
Moral de la aristocracia frente a la moral del rebaño, de los esclavos, los oprimidos, los rencorosos por constitución.
Determinación de valores independientemente de fundamentos predeterminados (Naturaleza) por oposición a valores establecidos sobre fundamentos determinados previamente y no discutidos (Cristiandad).
Estas ideas fueron elaboradas en su libro La genealogía de la Moral, en el cual además introdujo el concepto clave del resentimiento como base de la moral del esclavo.
También es conocido como hemos dicho por su frase Dios ha muerto, mientras en la creencia popular se cree que es Nietzsche de donde procede esta frase, es puesta en verdad en boca de un personaje, un hombre loco, en La gaya ciencia. Fue más adelante dicha por el Zaratustra de Nietzsche. Estas frases malinterpretadas no proclaman una muerte física, sino un final natural a la creencia de dios. Está altamente malentendido como una declaración de regocijo, cuando es descrito como un lamento trágico por el personaje de Zaratustra.
Dios ha muerto es más una observación que una declaración. Nietzsche no dio argumentos para el ateísmo, sino meramente observó que, para todos los efectos prácticos, sus contemporáneos vivían como si dios estuviera muerto. Nietzsche creía que esta muerte minaba los fundamentos de la moral y que acabaría por desembocar en el más completo nihilismo y relativismo moral. Para evitar esto, él creía en la revaluación de los fundamentos de la moral para comprender mejor los motivos y orígenes subyacentes de los primeros. De esta manera los individuos podrían decidir por sí mismos si un valor moral es obsoleto o está desviado por imposiciones culturales o quieren realmente tomar ese valor como cierto.

Opiniones políticas [editar]
Mientras un aire político era fácil de ver en los escritos de Nietzsche, su trabajo no está de ningún modo pensado para ser un panfleto político. La influencia que Nietzsche ejerció sobre la política de la "nueva derecha" fue realmente extensa. Afirmó que el poder de un sistema es signo de falta de integridad, no propuso un sistema de gobierno específico como solución, y nunca se vinculó a sí mismo con movimientos de masas, organizaciones sociales o partidos políticos. En este sentido, Nietzsche casi podría ser llamado un pensador anti-político. Walter Kaufmann enfatiza la visión de que el poderoso individualismo expresado en sus escritos sería desastroso si se practicara en las bases reales de los políticos. Escritores posteriores, guiados por la izquierda intelectual francesa, han propuesto maneras de usar la teoría nietzscheana en lo que se ha llegado a conocer como las políticas de diferencias, en especial formulando teorías sobre resistencia política y sobre diferencias sexuales y morales.
Revisando ampliamente los escritos de Kauffmann y otros, el espectro del nazismo ha sido hoy en día casi extinto de sus escritos. Nietzsche a menudo se refería como «el rebaño» a los participantes de los movimientos de masas que comparten una psicología común de la masa. Valoraba el individualismo y el lenguaje como obra común que nos construye, y era en especial opuesto a la pena y el altruismo, pero consideraba sus obras como regalos a la humanidad (una de las cosas que más detestaba de la cristiandad era su énfasis en la piedad y como esto supuestamente elevaba a los de mente débil). Despreciaba al Estado moderno, Nietzsche también habló negativamente de demócratas y socialistas y dejó claro que sólo ciertos individuos podían romper la moral del rebaño.

Visión de los sexos [editar]
Los comentarios de Nietzsche sobre las mujeres han provocado una gran polémica. El hecho de que Nietzsche también ridiculizara a los hombres y a la masculinidad no le salva de la carga del sexismo. Sin embargo, las mujeres con las que tuvo contacto dijeron que era admirable y que trataba sus ideas y consideraciones con más respeto del esperado en un hombre educado en ese período.


Muchos comentarios de Nietzsche sobre las mujeres y los hombres deberían ser leídos a la luz de su revaluación de la moral y de su deseo de evolución del individualismo. Además, algunas de sus afirmaciones sobre las mujeres parecían prefigurar la crítica del post-feminismo contra las versiones primerizas del feminismo, particularmente aquellas que afirman que el feminismo ortodoxo discrimina a las propias mujeres en función de su posición social privilegiada. En este contexto, el pensamiento de Nietzsche ha sido relacionado con el opúsculo de Schopenhauer «Sobre las mujeres» (Parerga y paralipómena), habiendo sido muy probablemente influenciado por él en algún grado.
La visión de Nietzsche de la mujer se centra en su papel de madre en potencia, y no se extiende mucho más allá. Deja a su esperanza decir «¡Quizá tendré al suprahombre en mis entrañas!», considerándolas en función de la edad («Las jóvenes y las viejas» de Así Habló Zaratustra, libro I, sec. 18). Considerando que Nietzsche emplazaba a la creación de cosas más grandes que uno mismo como la principal tarea de la vida del ser humano, esta visión debía simpatizar consecuentemente con el embarazo femenino.
Nietzsche resalta el valor «real» de la mujer, no siendo ésta tan débil como aparenta y generalmente el hombre supone. De hecho, Nietzsche creía en las diferencias radicales en la esencia de los géneros como algo positivo. Ambos serían capaces de contribuir, cada uno a su modo, a las grandes tareas humanas, en función de sus respectivas condiciones sexuales, físicas y psicológicas.

Influencia y recepción de Nietzsche [editar]
Los escritos de Nietzsche han sido interpretados de diversas maneras, e incluso existen casos en los que Nietzsche es citado para sustentar visiones contradictorias.
Por ejemplo, Nietzsche era popular entre el ala izquierdista de la Alemania de 1890, pero unas décadas después, durante la Primera Guerra Mundial, muchos le vieron como la raíz del ala derecha del militarismo alemán. Tengamos en cuenta que es más factible que la derecha acepte las máximas nietzscheanas anticompasivas, belicosas y aristocráticas, en tanto las doctrinas igualitarias como el comunismo —con la excepción de la belicosidad y fórmulas anticompasivas aplicadas en el régimen comunista soviético— y la democracia fueron despreciadas por él. Otro ejemplo se establece en la época del «Caso Dreyfus».




La derecha antisemita francesa elevó la acusación a judíos e intelectuales de izquierdas que defendían a Alfred Dreyfus de ser nietzscheanos. Los conservadores alemanes quisieron censurar los trabajos de Nietzsche ante el peligro de subversión en 1894-1895, mientras que la Alemania nazi lo utilizó como excusa intelectual para promover su idea de la resurrección de la cultura alemana y de la identidad nacional. Muchos alemanes leyeron Así habló Zaratustra y se vieron influenciados por el llamamiento de Nietzsche del individualismo ilimitado y al desarrollo de la propia personalidad.
Durante el interbellum, muchos fragmentos del trabajo de Nietzsche fueron apropiados por los nazis, principalmente por Alfred Bäumler en La voluntad de poder.




Durante el periodo de dominio nazi, las obras de Nietzsche fueron muy estudiadas en los colegios y universidades alemanas. Los nazis creyeron ver en Nietzsche a uno de los padres fundadores. Incorporaron la ideología y el pensamiento sobre el poder dentro de su propia filosofía política. Expresiones como La voluntad de poder fueron relacionadas con el nazismo y proclamadas como paradigma del movimiento. Sin embargo, existen muy pocas, si acaso alguna, similitudes entre Nietzsche y el Nazismo. En múltiples pasajes a lo largo de sus obras, Nietzsche defiende ardorosamente a los judíos, y expresa su rabia contra la lenta pero imparable corriente antisemita en Alemania, personificada dolorosamente en su propia familia a través de la figura de su hermana, que adoptó fervientemente el ideario racista, influenciada por su marido, para el cual no escatimó el filósofo todo tipo de improperios en muchas de sus cartas.
Uno de los más importantes estudiosos de Nietzsche fue el reconocido filósofo alemán Martin Heidegger. Éste fue durante unos meses Rector de la Universidad de Friburgo —renunció mucho antes de terminar su período—, donde realiza su famoso, por lo polémico, Discurso de Rectorado, en el cual aparecen ideas nacionalistas, que algunos, han interpretado como un discurso en favor del nuevo Führer, por ese entonces, Adolf Hitler.
Si bien es cierto que el pensamiento nietzscheano fue «utilizado» por el nazismo, hay que señalar que sus líderes desvirtuaron cualquier relación ideológica que pudiera haber existido entre Nietzsche y el nazismo. No así el caso de Mussolini en Italia, el cual realiza el salto ideológico del socialismo marxista al fascismo, tras verse influenciado entre otros pensadores por Nietzsche, haciendo en sus discursos un uso más correcto de la teoría «contradictoria» y «vitalista» del filósofo.

Obra [editar]
Artículo principal: Anexo:Bibliografía de Friedrich Wilhelm Nietzsche
Fatum e Historia (1862)
Libertad de la voluntad y Fatum (1868)
Homero y la Filología Clásica (1869) (Homer und die klassiche Philologie. Ein Vortrag)
El drama musical griego (1870) (Das griechische Musikdrama)
Sócrates y la tragedia (1870) (Socrates und die Tragödie)
La visión dionisíaca del Mundo (1870) (Die dionysische Weltanschauung)
El Estado griego (1871)
El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1872) (Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der Musik)
Sobre el porvenir de nuestras instituciones educativas (1872) (Über die Zukunft unserer Bildungsanstalten. Sechs öffentliche Vorträge)
Cinco prefacios para libros no escritos (1872) (Fünf Vorreden zu fünf ungeschriebenen Büchern)
La filosofía en la época clásica de los griegos (1873) (Die Philosophie im tragischen Zeitalter der Greichen)
Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873) (Über Wahrheit und Lüge im aussermoralischen Sinne)
Sobre utilidad y perjuicio de la historia para la vida (1874) (II. Unzeitgemasse Betrachtungen. Vom Nutzen und Nachteil der Historie fur das Leben)
Schopenhauer como educador (1874) (III. Unzeitgemasse Betrachtungen. Schopenhauer als Erzieher)
Richard Wagner en Bayreuth (1876) (IV: Unzeitgemasse Betrachtungen. Richard Wagner in Bayreuth)
Humano, demasiado humano (1878) (Menschliches, Allzumenschliches. Ein Buch für freie Geister)
El caminante y su sombra (1880) (Der Wanderer und sein Schatten)
Aurora. Reflexiones sobre los prejuicios morales (1881) (Morgenröthe. Gedanken über die moralischen Vorurtheile)
La gaya ciencia (1882) Die Fröhliche Wissenschaft)
Así habló Zaratustra (1883, I y II; 1884, III; 1885, IV) (Also Sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen)
Más allá del bien y del mal (1886) (Jenseits von Gut und Böse. Vorspiel einer Philosophie der Zukunft)
La genealogía de la moral (1887) (Zur Genealogie der Moral. Eine Streitschrift)
El Anticristo (1888) (Der Antichrist. Fluch auf das Christentum)
Ditirambos de Dioniso (1888-1889) (Dionysos-Dithyramben)
El crepúsculo de los ídolos (1889) (Götzen-Dämmerung, oder: Wie man mit dem Hammer philosophirt)
Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es (1889) (Ecce Homo. Wie man wird, was man ist)
Nietzsche contra Wagner (1889) (Nietzsche contra Wagner. Aktenstücke eines Psychologen)
Théorie des tromphèthes des Buron (2008) (Teoría de las trompetas de Buron (Escrita en conjunto con Charles Fourier))

Referencias [editar]
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a b ultimahora.com

Bibliografía [editar]

Obra propia [editar]
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Volumen I. Junio 1850 / Abril 1869. Traducción, introducción y notas de Luis Enrique de Santiago Guervós, 2005. ISBN 978-84-8164-810-2.
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Volumen III. Enero 1875 / Diciembre 1879. Traducción, introducción y notas de Andrés Rubio, 2009. ISBN 978-84-9879-038-2.
Volumen IV. Enero 1880 / Diciembre 1884. Traducción, introducción y notas de Marco Parmeggiani.
Volumen V. Enero 1885 / 23 de Octubre de 1887. Traducción, introducción y notas de Juan Luis Vermal.
Volumen VI. 23 de Octubre de 1887 / Enero 1889. Traducción, introducción y notas de Joan B. Llinares. Índices y apéndices de Antonio Morillas.
–. Fragmentos póstumos. Obra completa. En preparación, cuatro volúmenes. Madrid: Editorial Tecnos.
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Véase también [editar]
Lou Andreas-Salomé

Enlaces externos [editar]
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Nietzsche y Sloterdijk; Posthumanismo y depauperación del Nihilismo
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Nietzsche y la Commune de Paris en 1871; Estudio de Nicolás González Varela
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Nietzsche: La ficción del sujeto y las seducciones de la gramática PDF
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Frases de Friedrich Nietzsche
1844-1900. Friedrich Wilhelm Nietzsche. Filosofo alemán.
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Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.

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El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.

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Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.

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El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices.

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Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.

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Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos".

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La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.

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Sin música la vida sería un error.

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La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.

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Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes.

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DE LA FILOSOFÍA - NIETZSCHE XPOSICIÓN DE SU PENSAMIENTO: CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Metafísica, antropología, epistemología, gnoseología, filosofía de la religión, ética...

Se puede querer la vida, y quererla tanto que te fascine hasta enloquecer. ¿Pero qué vida tenemos y debemos querer? No la "otra vida", sino ésta, la única que hay, la de la finitud, individualidad, cambio y contradicción; la vida que, junto con el placer, la plenitud y la salud, acoge el sufrimiento, la vulgaridad, la monotonía, la enfermedad y la muerte. Nietzsche, inspirado por la visión dionisíaca griega, quiso esta vida y la embelleció y dignificó con sus propuestas/invenciones del superhombre, la voluntad de poder y la incitante hipótesis del eterno retorno. En la médula de su filosofía, Nietzsche sitúa la vida, y tras enfrentarse a las distintas formas de platonismo que encuentra en la cultura occidental, hace de lo finito lo absoluto. A diferencia de otras propuestas (el budismo zen, por ejemplo) que comparten esta mirada de la realidad (paradójicamente, hacer de lo finito lo absoluto) y que la transmutan psicológica y existencialmente en dicha y reconciliación, Nietzsche no lo consiguió, nunca alcanzó la felicidad y siempre le acompañó el dolor y la soledad; sin embargo, amó la vida.
Términos filosóficos explicados: Apolíneo - Critica a la ciencia - Crítica a la epistemología tradicional - Crítica a la metafísica tradicional - Crítica a la moral tradicional - Crítica a la religión cristiana - Decadencia occidental - Dionisíaco - Eterno retorno - Muerte de Dios - Nihilismo - Obras de Nietzsche - Perspectivismo - Platonismo - Resentimiento - Superhombre - Transmutación de los valores - Vitalismo - Voluntad de poder
Para consultar las explicaciones de los conceptos correspondientes a la filosofía nietzscheana, pincha en el título que te interese. En el resumen encontrarás una breve exposición de su doctrina. Puedes estudiar también las "influencias y repercusiones" de Nietzsche. Si quieres comprobar tus conocimientos de la filosofía nietzscheana, te proponemos los siguientes ejercicios: ir a ejercicios.